viernes, 26 de agosto de 2011

GIMNASIA EMOCIONAL

DESCUBRE QUIEN ERES Y CÓMO TE SIENTES POR TU CUERPO

La forma en qué usas tu cuerpo habla de cómo eres. Y aunque tu no seas consciente, obra el mismo efecto que una camiseta con lema la cual todos los demás leen. Intuitivamente sabemos que la forma en que nos ponemos determina quienes somos. De poco servirá, por ejemplo, que insistamos a una persona tímida en que sea más abierta, aunque quiera y lo intente mientras mantenga la postura cerrada, cabeza gacha y hombros contraídos, tanto ella como los demás actuarán en consecuencia: vivirá la vida de alguien tímido. Nuestra actitud postural determina nuestro destino.

Observemos cualquier animal: los gatos - por ejemplo-hacen un uso armónico de su cuerpo. Y los niños muy pequeños también. Pero la criatura humana aprende a comportarse de forma socialmente aceptable a medida que crece. Para ello debe reprimir ciertas emociones e impulsos: se esfuerza en retenerlos, mediante una inversión de energía física.

Si, por ejemplo, el niño no puede expresar rabia, encoge el cuello para no gritar, su cogote se mantiene retraído. O si, por ejemplo, resiste sus ganas naturales de golpear, fija los hombros contraídos y bloqueados. La misma postura que le permite retener su rabia, le someterá al infierno constante de combatir la ira interior. En la medida en que continúe tenso, no gritará, ni golpeará, pero tampoco se soltará para confiar y amar de veras a nadie.

Es por ello que un sentimiento contenido y negado queda anclado como actitud postural; configura lo que llamamos carácter. Necesitamos un permiso para reconocer y expresar nuestras emociones, si queremos ser personas mejores. Cada carácter se basa en la negación de un sentimiento, (que paradójicamente se intensifica) y da lugar a una actitud postural . De hecho, las personas con un carácter muy extremo pueden ser reconocidas por su pose, nada más atraviesan la puerta. El objetivo de un buen tratamiento es deshacer esta tensión anclada y liberar el cuerpo para que sea capaz de abrazar la realidad y amar.

Dado que el carácter es algo aprendido- como reacción a las limitaciones sociales de nuestra crianza- puede desaprenderse. Se han propuesto muchos métodos para lograrlo.

El problema, es que las personas nos olvidamos de lo que hacemos constantemente. Si por ejemplo alguien lleva los hombros cerrados, y le pedimos que los abra lo hace mientras se esfuerza expresamente. Pero en cuanto se ocupe de otra cosa volverá a cerrar los hombros. Por ello la actitud postural se encuentra sedimentada: da una sensación de "falsa comodidad" debida a la costumbre. (Le parece más seguro y cómodo contraer los hombros aunque objetivamente requiere mucha más energía que dejarlos sueltos y equilibrados naturalmente.)

Y otro motivo por el que resulta difícil mejorar, es que cada postura implica una actitud. Así, si alguien que esconde siempre el pecho, por un momento se permite sacarlo, se siente "fingiendo" o transgrediendo su papel. Quien centra su cuerpo, emplea su libertad y espontaneidad: se adueña de su vida.

La gimnasia emocional propone un paso a paso para conseguirlo. Primero reconocemos como vamos, y lo que implica en el ámbito sentimental, para luego centrarnos y fluir .

Sabemos que charlar a cerca de algo, no hace que las cosas cambien. Por el contrario, a veces precisamente es la excusa para decir estoy "intentándolo"· y evitarse el arriesgarse a "hacerlo": Hemos de pasar a la acción corporal. He aquí algunas propuestas.

FORMAS PARA EL RECONOCIMIENTO Y EXPRESIÓN DE TUS EMOCIONES

A MENUDO, UNA EMOCIÓN ESTA RELACIONADA CON OTRA, Y AL DEJARNOS VIVIR UNA, RECONOCEMOS QUE HABÍA OTRA MÁS PROFUNDA DETRÁS: ES COMO SACAR PIELES A UNA CEBOLLA.

1. - LA ALEGRÍA: DATE CUENTA

La alegría despierta sospechas. Si observamos lo seria que está la mayoría de la gente, nos damos cuenta de que mostrarse contento es casi "provocativo". Habitualmente, por ejemplo, nos da vergüenza ir sonriendo por la vida, mientras que a nadie le parece que ir con el ceño fruncido o expresión severa, sea sospechoso.

Y precisamente, la alegría es una emoción natural que se favorece con la expresión; por tanto si nos impedimos expresarla la dificultamos. De hecho, cuando estamos muy contentos deseamos brincar implicando todo el cuerpo o sacudiendo la cadera, y permitírnoslo es causa de más alegría: estamos alegres también por los contoneos que damos.

Readueñarnos de nuestra "planta baja" obra el mismo efecto que dar toma de tierra a una instalación eléctrica: Nos anima y protege de los cortocircuitos por sobrecarga en la red cerebral

Si la alegría se traduce y fomenta con un sentimiento de conexión de la parte baja del cuerpo que nos facilita el movimiento: ¿Puedes ponerte ahora de cuclillas apoyando toda la planta de ambos pies en el suelo? Esta postura debería resultarte sencilla pues anatómicamente es natural, habitual en los niños, y cómoda en muchas culturas. Pero hemos restringido el uso de nuestro cuerpo.

2.- TRISTEZA SUMERGIRTE, REFLOTAR... ANIMARTE

Sumergirse en la tristeza requiere valor, pero puede llegar a ser una experiencia gozosa; algo así como una limpieza interior. Una vez la persona ha llorado y ha sentido el fondo de su desconsuelo, puede recuperar sus ganas naturales de vivir. Como lo alto hace que haya bajo, vivir la tristeza, posibilita la alegría.

El problema no es estar triste a veces, sino él que la parte baja del cuerpo quede relegada a mero transportador del cráneo; el ir por la vida, como si fueras solo una "cabeza pensante" retiene tu padecimiento.

La alegría duerme refugiada en el fondo de la pelvis. Por ello tanta gente camina - por nuestras poblaciones- con la cadera rígida, e inmóvil impidiendo que su alegría llegue a despertar: con expresión apesadumbrada. En culturas primitivas, pasa lo contrario, a cualquier edad andan apoyando toda la pierna y dejando jugar la pelvis naturalmente a cada paso: sencillamente conectados con su cuerpo.

Una pelvis bloqueada es lo que evita nuestra conexión con la alegría de vivir: Zapatea con los pies alternos rítmicamente, siguiendo tu ritmo espontáneo con música. No importa como sean tus zapateadas, sino que sea tu cuerpo el que se mueva por sí mismo, dejando la cadera totalmente floja. Tras diez minutos de zapateo libre, te sientes, más dinámico y estable sobre tus propios pies.

3. - LA RABIA: GRITA ¡NO QUIERO!

No poder expresar rabia hace que te sientas bajo presión. Comúnmente ello se debe a haber encajado injusticias en una edad básica; a lo mejor te amenazaban para que hicieras tus necesidades aunque no pudieras, o te obligaban a ingerir demasiada cantidad de comida, o no te alimentaban a pedido de bebé. Te controlaban tanto que ello socavó tu confianza en tus propios sentimientos. Asumiste que su opinión acerca de sí tenías, por ejemplo, ó no hambre contaba más que la tuya. Y concluiste que en realidad lo que tu sentías no importaba.

¿Tienes dificultades en expresar tu rabia? Por esto confundes odio y amor o rencor con dependencia. Tu aspecto es pesado pues toda tu musculatura comprime tu agresividad hacia ti: la fuerte contracción en la parte posterior de tu cuello, y tu cara de asco gritan tu lógica obstinación en desconfiar: "¡No vais a herirme más!". Desbloquea; mueve los hombros, golpea, suelta el cuello por dentro, date permiso para vomitar todo aquello con lo que ya no tragas. Sueltos muslos, ingle, pelvis, fuera todo esa defensa, ya nadie va a invadir tu intimidad. Afloja el cogote... deja de defenderte... ni te amenazan ni humillan, eres alguien adulto de pleno derecho.

Hasta ahora querías aliviar tanta tensión interna con amor pero tu forma de pedir amor era indirecta, provocativa y rencorosa: no funciona. Acepta tu desesperanza; cuando carezcas de esperanza te darás cuenta que no tiene sentido que luches más. Te invadirá la tristeza, pero al fin podrás expresar rabia y por tanto amar de verdad.

Una forma de liberar la rabia es reencontrar una posición vertebral enhiesta. Es una sensación de "poder oponerse" que recorre la espalda. Una forma es por ejemplo, subir pesas con los dos brazos extendidos a ambos lados del tronco hasta dejarlos en cruz. También golpear liberando un grito profundo -como hace los tenistas- permite notar como la contracción en la nuca se suelta

4. -AMOR, TERNURA... ABLANDARSE

Las tensiones inconscientes nacieron de un intento mantenido de evitar el llanto o contener la rabia. Ambos esfuerzos nos impiden amar - ¿Quién puede dar un beso con ternura mientras tensa el maxilar?- Afloja la mandíbula, repara en tus tensiones y ves soltándolas más y más cada vez que vas espirando. Una vez en plena distensión, notarás como una agradable aceptación genuina brota del cuerpo.

La atención en tu propio abdomen te facilita esta serenidad y entrega profundas. Entonces la ternura prende como un calor en tu tronco que te une a los demás y a la vida.

Túmbate en una superficie acolchada como la arena o la cama con ambas piernas dobladas por debajo de los muslos (como de rodillas). Coloca ambas manos "apresadas" entre los glúteos y sobre los talones. Intenta con toda tu fuerza juntar ambos muslos como impidiendo que te extraigan algo que sujetas entre ellos. Notarás una vibración que le activará los pies, piernas, y glúteos, devolviéndote la sensación de que todo tu cuerpo está abierto, vibrante, y realmente presente.

5. - CONFIANZA: DÉJATE RESPIRAR

Si nos fijamos en cuantas veces somos nosotros mismos los que boicoteamos nuestra felicidad, reconocemos que el gozo, y la vida nos dan miedo. Y una forma de liberarse del miedo ante algo es respirar en presencia de ello. Algo tan sencillo, tan placentero, tan al alcance... y que solemos impedir.

Dado que la respiración es una acción involuntaria pero que también puede regularse a conciencia sirve para "readueñarse del propio cuerpo". Muchas personas se confunden ya que se esfuerzan por respirar plenamente. Pero una respiración plena es siempre natural y se llega a ella solo con "dejarse respirar" y no a base de "intentarlo duro". El resultado es notarse centrado en el abdomen, y consciente de tus auténticos sentimientos profundos.

Siéntate cómoda y simétricamente en un lugar en que puedas apoyarte sobre los glúteos Mantén la atención en la rítmica respiración placentera que abarca todo el tronco y permite que llegue cada vez hasta la región pelviana, para despertarla



Algunas reflexiones para reencontrarte aquí y ahora:

1. ¿Eres consciente de tus pies? (Nótalos)

2. ¿Tienes las piernas desbloqueadas? (distiende las rodillas)

3. ¿Tensas las nalgas más de lo necesario? (suéltalas)

4. ¿Juntas las piernas más de lo necesario? (relájalas)

5. ¿Mantienes la pelvis centrada, o más bien hacia adelante o atrás? (confíate)

6. ¿Sientes la cadera floja?(ábrete)

7. ¿Están tus hombros sueltos?

8. ¿Esta suelto tu cogote?

9. ¿ Tienes floja la mandíbula?

10. ¿Esta tu boca blanda?

11. ¿ Esta tu lengua blanda?

12. ¿Esta tu cara abierta? (lo contrario de fruncida)

13. ¿Sientes los músculos craneales distendidos?

14. ¿Notas el latido de la circulación en tu cara y labios?

15. ¿Eres consciente de cómo esta tu espalda?

16. ¿Sientes que puedes respirar plenamente?

17. ¿Sientes que todo tu pecho se mueve elásticamente al respirar?

18. ¿Notas que tu abdomen interviene en cada respiración de modo natural?

19. ¿Sientes tu abdomen despierto y blando?

20. ¿Notas que realmente el centro de tu cuerpo es tu abdomen?

21. ¿Te sientes atento a tu abdomen y conectado con el universo aquí y ahora?



VENTAJAS DE PRACTICAR LA GIMNASIA EMOCIONAL:



1. Te centras en la acción no en lograr un objetivo.

2. Ganas altura pues las tensiones innecesarias acortan la anatomía .

3. Conectas todo tu físico y te sientes más vibrante, liberas tu respiración y tu voz y aumenta el brillo de tu mirada.

4. Te das cuenta de que como te sientes es debido a lo que haces con tu cuerpo; ganas autoconciencia.

5. Adoptas la costumbre de andar y estar por la vida de forma más equilibrada: te centras

6. Aprendes a reconocer en ti y en los demás el carácter a partir de cómo usan su cuerpo.



LA RESPUESTA ESTÁ EN TU INTERIOR: ATENCIÓN A TU CUERPO

Normalmente buscamos la causa de lo que nos sucede en el exterior. Así si la relación no funcionó, fue la pareja que nos falló, si las vacaciones fueron aburridas, la agencia nos ofertó un paquete mal pensado... . Sin embargo, a medida que una persona evoluciona se vuelve más reflexiva, y empieza a darse cuenta de que en realidad la respuesta de todo esta en su interior.

Generalmente, por ejemplo, cuando nos enfadamos buscamos culpables, pero si somos sinceros con nosotros mismos reconocemos que en ultima instancia nos enfadamos con nosotros mismos, por algo que sabemos es nuestro error. Otras veces nos sentimos abandonados, sin darnos cuenta que en realidad si creemos no tener amigos es porque nos hemos abandonando a nosotros mismos. Necesitamos hacernos primero "amigos de nosotros mismos" para comprender que hay gente a nuestro lado. De esta forma, si reflexionamos queda claro: Es "lo que cocemos en nuestro interior" la causa principal de lo que creemos que simplemente "nos pasa".

Y la forma de acercarnos a nuestro interior es precisamente enfocar la atención a nuestro cuerpo. Este encierra más sabiduría que nuestra mente: Lo que sentimos, nuestras propiocepciones incluso síntomas somáticos - desde una tensión en la espalda, a un sudor en las manos- son expresiones de nuestra esencia. Por ello, mediante la escucha activa de dichas vivencias nos acercamos a nosotros mismos: nos volvemos personas más sabias, y libres.

Si, por ejemplo, ante una encrucijada dudamos de qué hacer podemos fijarnos en nuestro pecho - algunas personas lo sienten en el plexo solar, otras en el corazón - allí tendremos la señal: lo quiero o quiero otra cosa. Es una sensación certera, que surge clara con solo distender las rodillas y dejarse fluir. Mediante este ejercicio, muchos fracasos y cada uno a nuestro ritmo, vamos cayendo en la cuenta: Es absurdo nuestro ir y venir a fin de llegar "siempre más lejos" pues ya disponemos de la verdad. Ella radica bien cerca; en nuestro fiel, intuitivo y tan desoído cuerpo.

"Gimnasia emocional" editorial Obelisco, de Paz Torrabadella

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