domingo, 20 de mayo de 2018

Liderazgo Interno


Llevamos los problemas y las soluciones en nosotros mismos. No importa dónde estemos, en qué situación, con quién, ya sea profesional o personal, ya sea con nosotros mismos o con otras personas: Nosotros somos los que creamos nuestra experiencia.

La insatisfacción propia es, en general, es la causa de los problemas.  Seguro que ya te has dado cuenta que cuando tú te sientes mal, todo lo externo también te parece complicado y difícil y seguramente tus relaciones con los demás también se afectaran negativamente.

Y es que, como ya sabemos los que estudiamos a las personas desde el modelo del Análisis Transaccional, tenemos un mundo interno en el que habitan unos personajes que van creando nuestro día a día: El Padre Crítico, Nutritivo, el Adulto, y los Niños (Sumiso, Rebelde y Natural). Cada uno de ellos tiene un pensamiento, un sentimiento y un comportamiento diferente. Y, a veces, luchan por ejercer su liderazgo frente al resto, causando dolor, malestar e, incluso, bloqueos.

La mayor parte de su actividad la realizan fuera de nuestra conciencia, es decir, en el inconsciente. Por eso muchísimos de nuestros comportamientos son automáticos, afortunadamente, imagina que se nos olvidara respirar!

Nuestros personajes guardan en el inconsciente patrones claros de comportamiento que la experiencia vivida y su interpretación les ha dejado como aprendizaje, estos patrones se activarán automáticamente para no tener que volver a “inventar la rueda” ante dos situaciones claras:

  • Situación placentera: acercarse a ella.
  • Situación no placentera: alarma, salir corriendo o evitar.

En este almacén inconsciente el Niño guarda también sus emociones, muy relacionadas también con las experiencias vividas y asociadas a determinados patrones guardados. El Niño se comunica siempre con señales corporales. Aprender su lenguaje es muy importante para nuestra salud física y mental.

"Adelante", le dice el alma al cuerpo, -"él no me escucha. Quizás él a ti te escuche ".

 "Me enfermaré, entonces él tendrá tiempo para ti", le dijo el cuerpo al alma.

Ulrich Schaffer

¿Por qué reaccionamos a ciertas situaciones y personas como lo hacemos?

La razón radica en las experiencias almacenadas en el subconsciente. Algunas situaciones, palabras y eventos nos son familiares, como una experiencia déjà vu. Pueden recordarnos situaciones similares en el pasado. Despiertan los viejos recuerdos. Percibimos estos recuerdos como emociones indefinidas. Esta  memoria de la experiencia emocional es en parte responsable de nuestro pensamiento y patrones de comportamiento actual. Por eso “intuitivamente” alguien me cae bien o mal. O un proyecto no lo veo, o sí. Nuestras emociones siempre están implicadas en nuestras decisiones. El Niño es de forma inconsciente nuestro motor motivacional.

Pero no solo tenemos un Niño Interno, tenemos también a Nuestro Padre Interno con sus creencias, mandatos, impulsores, etc.  que lucha con el Niño para dirigirlo y someterlo. Nuestro equipo interno necesita un líder, un líder potente y comprensivo que conozca a su equipo y sepa motivarlo y dirigirlo hacia el mejor resultado posible en cada momento.

Y este líder es el Adulto. No podemos dar el poder del liderazgo a los Estados Padre y Niño porque tienen demasiados patrones inconscientes (ocultos) que impiden la fiabilidad y transparencia que debe caracterizar a un buen líder. El Adulto traerá al consciente determinados patrones inconscientes para actualizarlos o neutralizarlos con otros nuevos más apropiados al aquí y el ahora.

El consciente Adulto, como líder competente de nuestro equipo interno, deberá ser capaz de crear un buen clima y una convivencia armoniosa en el mundo interior. Conseguir este objetivo será nuestra  riqueza interna, nuestra verdadera conquista personal.

Vivimos con nuestro equipo interno para toda la vida. Cuando nos encontramos amorosamente con nuestros Niños internos, el amor a nosotros mismos puede inspirarnos y  desarrollar todo nuestro potencial. El amor propio y la autoaceptación significa aceptar  y estar en una relación amorosa con todas nuestras partes, con  todos miembros de nuestro equipo interno sin excepción (con sus luces y sus sombras).

Las funciones del liderazgo interno del Adulto son:

  • Responsabilizarse del equipo interno
  • Cuidar de un diálogo interno constructivo y amoroso entre todos sus miembros.
  • Conocer y atender las necesidades del Niño Interno manteniendo una sana automotivación y satisfacción interna.
  • Conocer y atender las necesidades del Padre, creando marcos de protección y cuidados saludables
  • Reinterpretar los mandatos e impulsores para redirigir su energía en positivo y evitar el estres
  • Sintonizar las diferentes necesidades de los miembros del equipo para lograr equilibro y resonancia interna
  • Tomar las mejores decisiones en coherencia con las necesidades internas y externas.