martes, 25 de enero de 2011

La Objetividad. Un argumento para obligar. Humberto Maturana



A continuación un breve recorrido por el libro:

Maturana argumenta que a menudo usamos la referencia a lo objetivo de nuestras afirmaciones como argumento último para dar por ganada una discusión. Sin embargo, plantea la pregunta de si existe una realidad universal que debe ser aceptada por todos, o si solo algunos tienen acceso privilegiado a la realidad, de tal forma que quien lo tiene, posee el poder para obligar a otro a aceptar como válido lo que dice.

Maturana habla de los tres caminos explicativos a la forma en que los seres humanos explicamos lo que observamos. Los tres caminos explicativos en cuestión son el camino explicativo objetivo, el camino explicativo subjetivo y el camino explicativo de la totalidad. El camino explicativo objetivo sostiene que lo real está fuera del observador, independiente de éste y se corresponde con la objetividad. El camino explicativo subjetivo afirma que todo lo que uno puede conocer es subjetivo, depende del observador y se corresponde con la subjetividad. El camino explicativo de la totalidad sostiene que se puede comprender la subjetividad y objetividad al mismo tiempo. Según el autor, la objetividad no es una supuesta propiedad de lo que se observa, ya que el observador está siempre presente en la observación; en cambio, se trata de la relación que se establece entre el observador y lo observado. 

Cuando habla de los Dominios explicativos se refiere a los distintos ámbitos de la realidad sobre los cuales explicamos y entendemos el mundo. El autor los agrupa en tres tipos de dominios: el dominio de lo físico, el dominio de lo biológico y el dominio del lenguaje.

El dominio de lo físico hace referencia a las explicaciones que se refieren a la materia, la energía y las fuerzas que conforman el universo, así como las explicaciones que se derivan de la observación y medición de fenómenos físicos.

El dominio de lo biológico se refiere a las explicaciones que tienen que ver con los seres vivos y su organización en sistemas complejos. Este dominio busca entender las características distintivas de los seres vivos como la autopoiesis, esto es, la capacidad de mantenerse a sí mismos, y su relación con el entorno.

El dominio del lenguaje, por su parte, se centra en las explicaciones que se relacionan con el conocimiento humano y su capacidad para describir, nombrar y explicar la realidad que nos rodea utilizando el lenguaje.

Estos tres dominios son interdependientes y, según el autor, no se pueden separar. Los dominios explicativos se presentan como una forma de intentar comprender la realidad de una forma integral y compleja, en la cual no se sacrifican las particularidades de ningún ámbito de la vida. 

En el apartado "Lo real" aborda la cuestión de la realidad y cómo la realidad que experimentamos es construida por el lenguaje y las acciones humanas. El autor sostiene que el lenguaje y las acciones humanas son inseparables y que el lenguaje es la herramienta fundamental que utilizamos para interpretar la realidad que nos rodea.

Además, el autor argumenta que la realidad no es algo que existe "allá afuera" de las observaciones humanas y de la experiencia humana, sino que es creada continuamente por los seres humanos. La realidad, por tanto, no es una propiedad de las cosas en sí mismas, sino una construcción social y lingüística.

El autor propone que la realidad puede ser abordada desde dos enfoques fundamentales: desde la objetividad, en la cual se busca la verdad sobre el mundo, o desde la intersubjetividad, en la cual se busca el entendimiento compartido. 

Maturana presenta la objetividad y la intersubjetividad como dos enfoques complementarios para entender la realidad. La objetividad se refiere a la búsqueda de la verdad sobre el mundo, siendo independiente de las interpretaciones subjetivas; mientras que la intersubjetividad se enfoca en la comprensión compartida entre los seres humanos, intentando encontrar un consenso a través del diálogo y la comunicación.

La objetividad se basa en el principio de que las cosas existen independientemente de las habilidades o interpretaciones subjetivas del observador, y se pueden describir y comprender en un sentido objetivo. En otras palabras, la objetividad busca la verdad factual del mundo y se basa en hechos medibles y observables que son independientes de los observadores.

Por otro lado, la intersubjetividad se enfoca en la comprensión compartida entre los seres humanos y cómo ésta se construye a través del diálogo y la comunicación. La intersubjetividad reconoce que la verdad puede ser relativa y que se construye a través de la interacción social, la comunicación y el consenso, por lo que no existe una única verdad objetiva.

Según el autor, ambos enfoques son necesarios y complementarios, pero la intersubjetividad es crucial para poder comprender la complejidad de los fenómenos humanos.

Así, cuando habla de "Racionalidad" aborda la cuestión de cómo ésta es construida por el lenguaje y las acciones humanas. El autor sostiene que la racionalidad es una construcción social y lingüística, y que no es algo que exista independientemente de los seres humanos.

Además, argumenta que la racionalidad humana no puede reducirse a la lógica formal, que es un sistema limitado y simplificado para describir la complejidad de la vida humana. En lugar de eso, sostiene que la racionalidad debe ser entendida como una capacidad que se desarrolla en la interacción social y que está íntimamente ligada a la comprensión compartida entre los seres humanos.

También destaca la importancia de la dimensión emotiva de los seres humanos en la construcción de la racionalidad. Sostiene que las emociones son parte fundamental de la racionalidad y que, sin ellas, nuestra capacidad para comprender y actuar en el mundo estaría severamente limitada.

Sostiene que las emociones son una parte fundamental de la vida humana, y que éstas no son independientes de nuestra capacidad para comprender y actuar en el mundo. Además, argumenta que las emociones no pueden ser reducidas a meros "sentimientos", sino que están profundamente arraigadas en nuestro cuerpo, nuestra biología y en nuestras interacciones sociales.

Destaca la importancia de la dimensión emocional en la construcción de la racionalidad. Sostiene que las emociones no son simplemente algo que se opone a la razón, sino que son una parte integral de ella. Por lo tanto, la capacidad para comprender y actuar en el mundo está íntimamente ligada a nuestra capacidad para manejar adecuadamente las emociones y trabajar con ellas de una manera productiva.

En el apartado "Conversaciones" se centra en la importancia del lenguaje y las conversaciones en la construcción de la realidad y en la creación de la identidad humana.

El autor sostiene que las conversaciones son un mecanismo clave para la co-creación de la realidad, ya que a través de ellas se construyen significados compartidos entre los hablantes. Además, argumenta que el lenguaje no es simplemente un medio para describir y representar la realidad, sino que está activamente involucrado en la construcción de la misma.

En este apartado, el autor también destaca la importancia de la escucha activa y la atención en las conversaciones. Sostiene que, para que una conversación sea productiva y genere comprensión compartida, es esencial que los participantes estén abiertos a las perspectivas de los demás y estén dispuestos a escuchar de manera atenta y respetuosa.

En resumen, este apartado del libro se centra en la importancia del lenguaje y las conversaciones en la construcción de la realidad y en la creación de la identidad humana, y en la necesidad de una escucha activa y una atención respetuosa para que estas conversaciones sean efectivas y permitan la creación de significados compartidos. 

El Capítulo III, "Ontología del Conocer", se centra en la pregunta de cómo conocemos y cómo se construyen nuestros conocimientos del mundo y de nosotros mismos.

En el primer apartado, "Observador - observación", el autor explica cómo nuestra percepción del mundo está influenciada por nuestra posición como observadores y cómo nuestras observaciones están mediadas por nuestro lenguaje y nuestros marcos cognitivos. El autor sostiene que nuestra percepción de la realidad nunca es completamente objetiva, sino que siempre implica una perspectiva particular y una interpretación.

En el segundo apartado, "Conocer", el autor destaca que el conocimiento no es simplemente una acumulación de información, sino que es una construcción activa que se desarrolla a través de la interacción social y del lenguaje. El autor sostiene que el conocimiento no es simplemente algo que está "allá afuera", sino que es una propiedad emergente de las interacciones entre los seres humanos y el mundo.

En el tercer apartado, "Interacciones de mente y cuerpo", el autor explora la relación entre la mente y el cuerpo y cómo éstos interactúan para dar lugar a nuestra experiencia del mundo. El autor argumenta que la experiencia no es simplemente un reflejo pasivo de la realidad, sino que es una construcción activa y dinámica que involucra tanto a la mente como al cuerpo.

En resumen, este capítulo propone una ontología del conocer que destaca la importancia de la perspectiva del observador, la interacción social, el lenguaje y la relación mente-cuerpo en la construcción del conocimiento y de la realidad. 

El Capítulo IV, "Lo social y lo ético", se enfoca en la relación entre los fenómenos sociales y éticos, y la interacción humana en general.

El primer apartado, "Lo social", examina el concepto de "socialización" y cómo ésta se lleva a cabo a través de interacciones recurrentes basadas en la aceptación mutua. El autor argumenta que los fenómenos sociales surgen en el contexto de estas interacciones y que la aceptación mutua es una condición previa importante para la socialización.

El segundo apartado, "Multiplicidad de dominios de coexistencia", explora cómo diferentes dominios de coexistencia, como la familia, el trabajo y la política, dan lugar a distintos tipos de interacciones sociales y éticas. El autor destaca la importancia de comprender estas diferencias para poder comprender la complejidad de los fenómenos sociales y éticos.

El tercer apartado, "Lo ético", examina el concepto de "ética" y cómo ésta se relaciona con la interacción social y la aceptación mutua. El autor argumenta que la ética no puede ser reducida a un conjunto de reglas o principios, sino que emerge como una propiedad de la interacción humana basada en la aceptación mutua y el cuidado por el otro.

En resumen, el Capítulo IV explora la relación entre los fenómenos sociales y éticos, y examina cómo las interacciones humanas basadas en la aceptación mutua dan lugar a la socialización y a la emergencia de la ética. 

El capítulo V comienza destacando que el lenguaje no sólo es un medio para describir y representar la realidad, sino que también es un medio para construirla. Las afirmaciones, en particular, juegan un papel fundamental en este proceso de construcción.

El autor explora cómo las afirmaciones están implícitas en las explicaciones científicas, las teorías y los modelos, así como en las narrativas que construimos sobre nosotros mismos y sobre el mundo. Sostiene que, a través de las afirmaciones, construimos y compartimos significado, lo que nos permite tener un entendimiento común de la realidad.

También se discuten las implicaciones éticas y políticas de las afirmaciones y cómo éstas pueden ser utilizadas para justificar sistemas de creencias y prácticas sociales. El autor argumenta que es importante tener en cuenta que todas las afirmaciones están implícitas en una determinada perspectiva o sistema de creencias, y que debemos ser críticos con las afirmaciones que hacemos y con las que encontramos en el mundo.

En el Epílogo "Amor, Sabiduría y Acción", el autor ofrece varias reflexiones sobre la perspectiva filosófica y ética expuesta en el libro.

Entre las conclusiones que se pueden destacar se encuentran:

- La importancia del amor y el cuidado por el otro en la construcción de una ética de la interacción social.
- La necesidad de destacar la perspectiva del observador y la co-construcción del conocimiento en la comprensión de la realidad.
- La importancia de la relación cuerpo-mente y el papel de las emociones en la construcción de la experiencia y la realidad.
- La necesidad de adoptar una perspectiva más amplia y sistémica en la comprensión de la realidad y las interacciones humanas.
- La necesidad de ser crítico con las afirmaciones y las prácticas sociales que construimos sobre la base de estas afirmaciones.
- La necesidad de reconocer nuestra finitud y dependencia en nuestras interacciones con los demás y con el mundo.

En general, el Epílogo invita a una reflexión crítica sobre nuestra posición como seres humanos en el mundo, y destaca la importancia de construir una ética basada en el cuidado por el otro y en la reflexión crítica de nuestras prácticas sociales y nuestras afirmaciones sobre el mundo. 

El libro nos lleva por un viaje hacia las maneras como se conectan la razón y lo que llamamos realidad, y cómo esto determina, muchas veces, nuestro modo de convivir. Este libro nos invita a reflexionar sobre la aceptación y rechazo del otro, las emociones, la forma como vivimos en el lenguaje, y cómo el observar es el punto de partida para entender que la realidad y la razón son usados como argumentos relacionales del dominio de nuestro convivir humano.


No hay comentarios: