martes, 18 de abril de 2023

Mediación de conflictos y las habilidades prácticas en la resolución de conflictos desde el Análisis Transaccional:




Conceptos básicos de la mediación de conflictos

 

1. Conflicto

En el análisis transaccional, el conflicto se puede definir como una tensión o desacuerdo entre dos o más partes que tienen metas, intereses o necesidades incompatibles. Estos desacuerdos pueden surgir en diversas situaciones, ya sea en relaciones personales, interacciones sociales, en el trabajo o en cualquier otro contexto. El análisis transaccional ve el conflicto como una parte normal de la vida y las interacciones humanas, y lo considera como una oportunidad para el crecimiento y el cambio.

El análisis transaccional también destaca que los conflictos a menudo se originan en las transacciones, que son las interacciones entre dos o más personas en las que se intercambian mensajes verbales y no verbales. Estos mensajes pueden ser positivos o negativos, y pueden influir en la forma en que las personas se perciben y se relacionan entre sí. Cuando las transacciones se vuelven incompatibles o generan malentendidos, puede surgir un conflicto.

El análisis transaccional también enfatiza que el conflicto puede estar relacionado con los guiones de vida, que son patrones inconscientes de pensamientos, sentimientos y comportamientos que se desarrollan a lo largo del tiempo. Estos guiones pueden influir en la forma en que las personas interpretan situaciones y pueden contribuir a la aparición de conflictos recurrentes.

En resumen, en el análisis transaccional, el conflicto se define como una tensión o desacuerdo entre las partes en una transacción, que puede surgir debido a metas incompatibles, malentendidos o patrones inconscientes de pensamientos y comportamientos.

2. Mediación

Desde el punto de vista del análisis transaccional, la mediación se puede definir como un proceso estructurado y voluntario en el cual un tercero neutral y capacitado, el mediador, facilita la comunicación y negociación entre dos o más partes en conflicto, con el objetivo de llegar a una solución mutuamente aceptable.

La mediación en el análisis transaccional se basa en la premisa de que los individuos son capaces de asumir la responsabilidad de sus propias acciones y decisiones, y que tienen la capacidad de buscar soluciones a los conflictos de manera cooperativa y constructiva. Se considera que los conflictos son una parte normal de la vida y pueden surgir debido a transacciones incompatibles o malentendidos en la comunicación.

El mediador, en el marco del análisis transaccional, actúa como un facilitador imparcial y neutral, ayudando a las partes a explorar y comprender sus propias transacciones y patrones de comunicación, y a desarrollar habilidades de comunicación efectiva. El mediador puede utilizar herramientas y técnicas del análisis transaccional para ayudar a las partes a identificar sus necesidades, intereses y metas, y a encontrar soluciones creativas y mutuamente satisfactorias.

El enfoque de mediación desde el análisis transaccional también puede involucrar la identificación y examen de los guiones de vida de las partes en conflicto, que son patrones inconscientes de pensamientos, sentimientos y comportamientos que pueden influir en la forma en que interpretan la situación de conflicto. La mediación puede ayudar a las partes a tomar conciencia de sus guiones y a explorar nuevas formas de comunicarse y resolver conflictos de manera más saludable.

En resumen, desde el punto de vista del análisis transaccional, la mediación se define como un proceso estructurado y voluntario en el cual un mediador neutral facilita la comunicación y negociación entre las partes en conflicto, con un enfoque en la responsabilidad individual, la comunicación efectiva, la identificación de necesidades e intereses, y la exploración de los guiones de vida de las partes.

3. Partes en conflicto

Desde el punto de vista del Análisis Transaccional, las partes de un conflicto son las personas involucradas en la situación de conflicto. El análisis transaccional se enfoca en la comprensión de las transacciones, es decir, las interacciones verbales y no verbales entre las personas, y cómo estas transacciones pueden contribuir a la generación y mantenimiento del conflicto.

En un conflicto, generalmente hay al menos dos partes involucradas, aunque también podría haber más de dos en situaciones más complejas. Cada una de estas partes tiene su propia perspectiva, intereses, necesidades y emociones relacionadas con el conflicto. Cada parte puede tener su propio guión de vida, que es su patrón inconsciente de pensamientos, sentimientos y comportamientos que influye en la forma en que enfrenta el conflicto.

El análisis transaccional considera que las partes en conflicto son responsables de su propia comunicación y comportamiento, y que tienen la capacidad de mejorar la forma en que se relacionan entre sí. El enfoque del análisis transaccional en la mediación es ayudar a las partes a comprenderse mutuamente, a mejorar su comunicación y a encontrar soluciones mutuamente satisfactorias y constructivas para resolver el conflicto. Esto implica que cada parte debe asumir la responsabilidad de su propio rol en el conflicto y trabajar hacia una solución colaborativa.

4. Neutralidad

La neutralidad e imparcialidad del mediador son fundamentales en el proceso de mediación porque ayudan a mantener un entorno equitativo y seguro para las partes en conflicto, y promueven la confianza y la cooperación en el proceso de resolución de conflictos. 

 Aquí hay algunas razones importantes por las que se espera que un mediador sea neutral e imparcial:

Facilita la confianza La neutralidad e imparcialidad del mediador son esenciales para establecer y mantener la confianza de las partes en conflicto. Si las partes perciben que el mediador tiene favoritismos o prejuicios hacia una de las partes, pueden sentirse menos dispuestas a abrirse y compartir abierta y honestamente sus preocupaciones, intereses y necesidades en el proceso de mediación.
Promueve la igualdad de oportunidades La neutralidad e imparcialidad del mediador garantizan que todas las partes en conflicto sean tratadas por igual y tengan las mismas oportunidades para expresarse y participar en el proceso de mediación. Esto ayuda a evitar cualquier sesgo o desequilibrio en el trato de las partes, lo que podría comprometer la equidad del proceso de resolución de conflictos.
Permite un enfoque imparcial en la resolución del conflicto La neutralidad del mediador permite que se enfoque en la resolución del conflicto en sí mismo, en lugar de tomar partido o apoyar a una de las partes. Esto ayuda a asegurar que el mediador esté buscando soluciones que sean justas y mutuamente aceptables para todas las partes, en lugar de favorecer a una parte en detrimento de la otra.
Fomenta la autonomía y la responsabilidad de las partes La neutralidad del mediador permite que las partes en conflicto asuman la responsabilidad de encontrar sus propias soluciones y tomen decisiones informadas sobre el resultado del conflicto. Esto empodera a las partes a tomar un rol activo en la resolución del conflicto y a encontrar soluciones que sean aceptables para ellas, en lugar de depender de la opinión o favoritismo del mediador.
5. Confidencialidad

La confidencialidad es un principio fundamental en el proceso de mediación desde el punto de vista del Análisis Transaccional (AT) por varias razones:

Fomenta la apertura y la honestidad: La confidencialidad en la mediación permite que las partes en conflicto se sientan cómodas compartiendo abierta y honestamente sus preocupaciones, intereses y necesidades sin temor a que la información se divulgue o se utilice en su contra fuera del proceso de mediación. Esto facilita la comunicación abierta y la construcción de un ambiente seguro y de confianza que promueve la resolución del conflicto.
Protege la privacidad de las partes: La confidencialidad en la mediación garantiza que la información compartida por las partes durante el proceso de mediación se mantenga en estricta confidencialidad y no se divulgue a terceros sin el consentimiento de las partes. Esto protege la privacidad de las partes y permite que controlen la información que se comparte durante el proceso de mediación.
Promueve la igualdad de condiciones: La confidencialidad en la mediación asegura que todas las partes en conflicto sean tratadas de manera igualitaria y que la información compartida por una parte no sea utilizada en beneficio de otra parte. Esto ayuda a equilibrar el poder y la información entre las partes, y promueve un proceso de mediación imparcial y equitativo.
Facilita la exploración de opciones: La confidencialidad en la mediación permite que las partes en conflicto exploren diversas opciones y soluciones sin preocuparse de que sus ideas o propuestas sean utilizadas en su contra fuera del proceso de mediación. Esto promueve la creatividad y la generación de opciones de resolución del conflicto sin restricciones.
Cumple con los principios éticos del AT: El Análisis Transaccional promueve principios éticos como la autonomía, la confidencialidad y la responsabilidad de las partes en el proceso de resolución de conflictos. La confidencialidad en la mediación es coherente con estos principios éticos del AT, ya que respeta la autonomía y la privacidad de las partes, y les permite asumir la responsabilidad de la resolución del conflicto.
6. Autodeterminación

El AT enfatiza la importancia de que las partes en conflicto sean autónomas y tomen decisiones informadas y responsables en el proceso de resolución de conflictos. Aquí se describen algunas formas en las que se puede fomentar la autodeterminación en la mediación desde la perspectiva del AT:

Respeto a la autonomía de las partes El mediador debe reconocer y respetar la autonomía de las partes en conflicto. Esto implica permitirles expresar sus necesidades, intereses y preocupaciones de manera libre y sin presiones externas, y permitirles tomar decisiones informadas sobre las soluciones que mejor se ajusten a sus necesidades.
No imponer soluciones El mediador del AT no debe imponer soluciones a las partes, sino más bien facilitar el proceso de comunicación y negociación para que las partes sean capaces de encontrar sus propias soluciones. El mediador puede ayudar a las partes a explorar diferentes opciones y consecuencias, pero no debe tomar decisiones por ellas.
Promover la responsabilidad El mediador del AT puede fomentar la responsabilidad de las partes en el proceso de mediación, alentándolas a asumir la responsabilidad de sus propias decisiones y acciones. Esto implica que las partes sean conscientes de las consecuencias de sus decisiones y se comprometan a cumplir con los acuerdos alcanzados en la mediación.
Facilitar la toma de decisiones informadasEl mediador puede ayudar a las partes a obtener la información necesaria para tomar decisiones informadas. Esto puede incluir proporcionar información neutral y imparcial sobre las opciones disponibles, las posibles consecuencias y los recursos disponibles para resolver el conflicto.
Promover la comunicación clara y abierta El mediador del AT puede facilitar la comunicación clara y abierta entre las partes, permitiéndoles expresar sus puntos de vista y preocupaciones de manera respetuosa. Esto ayuda a que las partes se comprendan mutuamente y tomen decisiones informadas basadas en una comprensión más completa de la situación.
Respetar la confidencialidad El mediador debe asegurar que la información compartida durante la mediación se mantenga en estricta confidencialidad, lo que permite a las partes tener la libertad de expresarse abiertamente y sin temor a que la información se divulgue a terceros sin su consentimiento.

 



Habilidades prácticas en la resolución de conflictos

 

1. Escucha activa

El AT sostiene que las personas tienen diferentes estados del yo, que representan diferentes aspectos de su personalidad y que influyen en su comunicación y comportamiento. 

Para practicar la escucha activa desde el punto de vista transaccional entre los estados de yo, se pueden seguir los siguientes pasos:

Reconocer los estados del yo El mediador del AT debe estar familiarizado con los conceptos de los estados del yo, que incluyen el Padre, el Adulto y el Niño. Estos estados representan diferentes formas de percibir, pensar y sentir, y pueden manifestarse en la comunicación de las partes en conflicto.
Observar y escuchar activamente los estados del yo El mediador debe estar atento a las señales verbales y no verbales que indican la presencia de los diferentes estados del yo en la comunicación de las partes. Esto implica prestar atención a los mensajes verbales, las expresiones faciales, el tono de voz, los gestos y otros indicadores que puedan revelar el estado del yo desde el cual se está comunicando una persona en ese momento.
Validar los estados del yo El mediador del AT puede validar y reconocer los diferentes estados del yo que se manifiestan en la comunicación de las partes. Esto implica mostrar comprensión y aceptación hacia las emociones, pensamientos y preocupaciones expresadas por las partes, independientemente del estado del yo desde el cual estén hablando.
Preguntar para aclarar El mediador puede hacer preguntas abiertas y reflexivas para ayudar a las partes a aclarar sus pensamientos y emociones, y para facilitar una comunicación más profunda y significativa. Esto puede ayudar a las partes a explorar más a fondo sus estados del yo y a comprender mejor sus perspectivas y necesidades.
Evitar la interpretación y el juicio El mediador del AT debe evitar interpretar o juzgar los estados del yo de las partes. En lugar de ello, se debe mantener una actitud neutral y de aceptación hacia las expresiones de las partes, reconociendo que los diferentes estados del yo son legítimos y pueden tener un papel importante en la dinámica del conflicto.
Fomentar la comunicación asertiva El mediador puede promover la comunicación asertiva entre las partes, alentándolas a expresar sus pensamientos, sentimientos y necesidades de manera clara y directa, y a escuchar activamente las expresiones de las otras partes. Esto puede ayudar a evitar malentendidos y a fomentar una comunicación más efectiva y constructiva.
2. Comunicación efectiva

En resumen, la comunicación efectiva implica una comunicación clara, directa, con reconocimiento de los estados del yo, escucha activa, evitando juegos psicológicos, mostrando empatía y respeto, y siendo asertivo.

La comunicación efectiva es fundamental para un mediador en el proceso de resolución de conflictos desde el enfoque del Análisis Transaccional.

Sugerencias para que el mediador pueda establecer la comunicación efectiva para abordar un conflicto:

Establecer un ambiente de comunicación abierta y segura Un mediador debe crear un ambiente propicio para la comunicación, donde las partes en conflicto se sientan seguras y cómodas para expresar sus pensamientos, sentimientos y necesidades. Esto implica establecer reglas de confidencialidad, fomentar la escucha activa y promover el respeto mutuo.
Escuchar activamente a todas las partes Un mediador debe practicar la escucha activa, prestando atención a las expresiones verbales y no verbales de todas las partes involucradas en el conflicto. Esto implica mostrar interés genuino, hacer preguntas abiertas para clarificar el entendimiento y demostrar comprensión y empatía hacia las perspectivas de las partes.
Utilizar un lenguaje claro y neutral Un mediador debe utilizar un lenguaje claro y neutral al comunicarse con las partes en conflicto. Evitar el uso de términos técnicos o jerga que pueda generar confusión y utilizar un tono de voz amigable y no confrontacional. Se busca evitar tomar partido o utilizar un lenguaje que pueda generar más tensiones en el conflicto.
Comunicar de manera imparcial y equitativa Un mediador debe ser imparcial y equitativo en su comunicación con las partes en conflicto, evitando cualquier favoritismo o prejuicio. Se busca asegurar que todas las partes tengan igualdad de oportunidades para expresarse y que se sientan escuchadas y respetadas.
Facilitar la comunicación entre las partes Un mediador tiene la responsabilidad de facilitar la comunicación entre las partes en conflicto. Esto implica asegurarse de que las partes se comuniquen de manera respetuosa y constructiva, evitando interrupciones o ataques personales. También puede utilizar técnicas de comunicación como la reestructuración de la comunicación o la parafraseo para ayudar a clarificar los mensajes y mejorar la comprensión mutua.
Fomentar la autodeterminación Un mediador debe fomentar la autodeterminación de las partes en conflicto, permitiéndoles que tomen decisiones informadas y que sean responsables de sus propias soluciones. Esto implica guiar y facilitar el proceso de resolución de conflictos sin imponer soluciones o decisiones.
Ser transparente en la comunicación Un mediador debe ser transparente en su comunicación con las partes en conflicto, explicando claramente los procesos y procedimientos de la mediación, así como las limitaciones y expectativas del proceso. Se busca asegurar que las partes tengan una comprensión clara y realista del proceso de mediación.

 

3. Empatía

La empatía es la capacidad de entender y sentir las emociones de la otra persona, lo que puede ayudar a construir confianza y a encontrar soluciones mutuamente beneficiosas.

El mediador la muestra mediante:

Escucha activa y comprensiva Un mediador debe practicar la escucha activa, prestando atención plena a las expresiones verbales y no verbales de las partes en conflicto. Esto implica demostrar comprensión y mostrar interés genuino hacia las perspectivas, sentimientos y necesidades de las partes, sin interrumpir ni juzgar.
Validación de emociones Un mediador debe validar las emociones de las partes en conflicto, reconociendo y aceptando sus sentimientos sin minimizarlos o ignorarlos. Esto implica mostrar empatía hacia las emociones que las partes están experimentando, incluso si no se comparten sus puntos de vista o posiciones.
Perspectiva neutral Un mediador debe mantener una perspectiva neutral y objetiva, evitando tomar partido o favorecer a una de las partes en conflicto. La empatía del mediador se dirige hacia las emociones y experiencias de ambas partes por igual, sin sesgos o prejuicios.
Comunicación no verbal empática La comunicación no verbal también es importante en la empatía del mediador. Esto incluye el lenguaje corporal, expresiones faciales, contacto visual y gestos que reflejen comprensión y aceptación hacia las emociones y experiencias de las partes en conflicto.
Comunicación empática verbal La comunicación verbal empática implica el uso de un lenguaje comprensivo y que refleje la aceptación y comprensión de las emociones y experiencias de las partes en conflicto. El mediador puede utilizar frases como "entiendo cómo te sientes", "veo que eso es importante para ti" o "me parece que eso te afecta de manera significativa".
No juzgar ni culpar Un mediador empático evita juzgar o culpar a ninguna de las partes en conflicto. Se centra en comprender las perspectivas y experiencias de las partes sin emitir juicios o culpar a ninguna de ellas. La empatía del mediador se basa en la comprensión y aceptación incondicional de las emociones y experiencias de las partes.
Respeto y aceptación La empatía del mediador se basa en el respeto y la aceptación de las partes en conflicto tal como son, con sus emociones, pensamientos y necesidades legítimas. El mediador evita criticar, descalificar o invalidar las experiencias de las partes, y se esfuerza por mantener una actitud respetuosa y aceptante.
4. Pensamiento creativo

El pensamiento creativo implica ser capaz de encontrar soluciones innovadoras y pensar fuera de la caja para encontrar soluciones que satisfagan las necesidades de ambas partes.

Desde el punto de vista del Análisis Transaccional, se considera que el estado del yo que aporta el pensamiento creativo es el estado del yo Adulto (A).

El estado del yo Adulto (A) en el Análisis Transaccional se refiere a la parte de la personalidad que tiene la capacidad de pensar, analizar, razonar y tomar decisiones basadas en la información presente y en la realidad actual, sin dejarse influenciar por experiencias pasadas o patrones emocionales automáticos. Es la parte de la personalidad que es capaz de ver las situaciones con objetividad, buscar soluciones y adaptarse de manera flexible a las circunstancias.

El estado del yo Adulto (A) es considerado el estado del yo que aporta el pensamiento creativo, ya que permite tener una perspectiva clara y objetiva, explorar nuevas ideas, enfoques y soluciones, y generar respuestas innovadoras a los desafíos y problemas. Es un estado del yo que se caracteriza por ser racional, lógico, analítico y basado en la realidad, lo que lo convierte en una herramienta importante en el proceso de resolución de conflictos y toma de decisiones.

Es importante destacar que en el Análisis Transaccional se considera que todos los estados del yo (Padre, Adulto y Niño) son importantes y necesarios en la vida cotidiana, y cada uno tiene su función y contribución. Sin embargo, se cree que el estado del yo Adulto (A) es el que está más relacionado con el pensamiento creativo y la capacidad de resolver problemas de manera objetiva y eficiente.

5. Negociación

La negociación es una habilidad clave en la resolución de conflictos y se refiere a la capacidad de encontrar soluciones mutuamente beneficiosas que satisfagan las necesidades de ambas partes.

El mediador ha de cuidar para que la negociación discurra de manera adecuada, dispuesto a:

Facilitar la comunicación efectiva El mediador debe asegurarse de que todas las partes se escuchen mutuamente y se expresen de manera clara y respetuosa. Puede establecer normas de comunicación que promuevan el respeto, la escucha activa y la expresión de ideas y sentimientos de manera constructiva.
Fomentar la empatía El mediador puede ayudar a las partes a entender y validar los sentimientos y perspectivas de los demás, fomentando la empatía y la comprensión mutua. Esto puede contribuir a reducir la hostilidad y la confrontación, y promover un clima de colaboración y respeto.
Mantener la neutralidad e imparcialidad El mediador debe mantener una posición neutral e imparcial durante el proceso de mediación, evitando tomar partido o mostrar favoritismo hacia alguna de las partes. Esto ayuda a crear un ambiente equitativo y de confianza, donde todas las partes se sientan escuchadas y respetadas.
Gestionar las emociones El mediador puede trabajar con las partes para gestionar las emociones que puedan surgir durante el proceso de negociación, como la ira, el miedo o la frustración. Puede ayudar a las partes a expresar sus emociones de manera adecuada y a buscar soluciones constructivas en lugar de reaccionar impulsivamente.
Fomentar la autodeterminación El mediador debe permitir que las partes sean las protagonistas de la toma de decisiones y la búsqueda de soluciones, promoviendo su autodeterminación. El mediador puede facilitar la generación de opciones y ayudar a las partes a evaluar las consecuencias de las decisiones, pero debe evitar imponer soluciones o decisiones.
Mantener la confidencialidad El mediador debe asegurar que la información compartida durante el proceso de mediación se mantenga confidencial, a menos que se acuerde lo contrario. Esto ayuda a crear un ambiente seguro y de confianza, donde las partes puedan hablar abierta y sinceramente sin temor a que la información sea utilizada en su contra.
Gestionar el proceso de manera estructuradaEl mediador puede utilizar técnicas y herramientas de mediación para gestionar el proceso de manera estructurada, asegurándose de que se aborden los temas relevantes, se generen opciones de solución y se avance hacia un acuerdo. Esto ayuda a mantener el proceso enfocado y eficiente. Las estructura de una negociación:
Introducción y establecimiento de normas El mediador se presenta a las partes y establece las normas básicas para el proceso de mediación, como la confidencialidad, imparcialidad, respeto y autodeterminación. También puede explicar el rol del mediador y el propósito del proceso de mediación.
Narración de los temas en conflicto Cada una de las partes tiene la oportunidad de narrar su perspectiva del conflicto, expresando sus preocupaciones, intereses y necesidades. El mediador fomenta la escucha activa y asegura que todas las partes sean escuchadas por igual.
Identificación y clarificación de los intereses y necesidades El mediador ayuda a las partes a identificar y clarificar sus intereses y necesidades subyacentes en el conflicto. Puede utilizar técnicas de pregunta y reflexión para profundizar en las preocupaciones y prioridades de cada parte.
Generación de opciones de solución El mediador fomenta la generación conjunta de opciones de solución creativas y realistas. Puede utilizar técnicas de lluvia de ideas, reframing y exploración de posibles soluciones alternativas.
Evaluación y selección de opciones Las partes evalúan y discuten las opciones de solución generadas, considerando las ventajas y desventajas de cada una. El mediador puede facilitar la evaluación objetiva y ayudar a las partes a explorar las implicaciones y consecuencias de cada opción.
Negociación y construcción del acuerdo Las partes negocian y trabajan en la construcción de un acuerdo mutuamente aceptable. El mediador puede facilitar las conversaciones y ayudar a las partes a superar los obstáculos y diferencias.

Cierre y documentación del acuerdo:Una vez que se alcanza un acuerdo, el mediador lo resume y documenta en un documento escrito. Las partes revisan y firman el acuerdo, y el mediador puede proporcionar copias a cada una de las partes.

6. Manejo de emociones

Desde el punto de vista del Análisis Transaccional, el mediador debe ser consciente de la importancia de las emociones en el proceso de mediación y manejarlas de manera adecuada. 

Aquí hay algunas pautas para que el mediador maneje las emociones durante la mediación:

Autoconciencia emocional

El mediador debe tener conciencia de sus propias emociones y cómo estas pueden influir en su enfoque y respuestas durante la mediación. Es importante que el mediador sea capaz de reconocer y gestionar sus propias emociones para mantener la imparcialidad y la neutralidad.

Empatía y comprensión

El mediador debe ser empático y comprensivo con las emociones de las partes en conflicto. Debe ser capaz de escuchar activamente y validar las emociones de las partes sin juzgarlas ni tomar partido. La empatía ayuda a establecer un ambiente de confianza y apertura en la mediación.

Reconocimiento y validación de emociones

El mediador puede ayudar a las partes a reconocer y validar sus propias emociones. Puede ser útil que el mediador refleje las emociones expresadas por las partes, reconociéndolas y validándolas como legítimas, sin minimizarlas ni ignorarlas.

Regulación emocional

El mediador puede ayudar a las partes a regular sus emociones durante la mediación. Puede ofrecer técnicas de relajación, respiración o visualización para ayudar a las partes a calmarse en momentos de alta emotividad y a mantener un enfoque constructivo en la búsqueda de soluciones.

Separación de emociones y hechos

El mediador debe ayudar a las partes a separar las emociones del conflicto de los hechos y los problemas en sí mismos. Puede ayudarles a enfocarse en los intereses y necesidades subyacentes en lugar de dejarse llevar por las emociones del momento.

Gestión de conflictos emocionales

El mediador debe ser capaz de gestionar los conflictos emocionales que puedan surgir durante la mediación de manera constructiva. Puede ayudar a las partes a comunicarse de manera respetuosa y a abordar las emociones de manera productiva, buscando soluciones y evitando la confrontación o la escalada emocional.




domingo, 16 de abril de 2023

Juegos de poder y sus jugadores


Claude Steiner, un psicólogo y escritor, identificó varios "juegos de poder" que las personas pueden jugar en sus interacciones sociales. Estos juegos de poder son patrones repetitivos de comportamiento que buscan manipular o controlar a los demás para obtener beneficios personales. Aquí te describo algunos ejemplos de juegos de poder según Claude Steiner:

  1. "El salvador": Una persona asume el papel de rescatador, ofreciendo ayuda a otra persona que aparentemente lo necesita, pero en realidad lo hace para obtener gratificación personal. El rescatador puede sentirse importante o tener la necesidad de ser reconocido como un héroe.

  2. "El martir": Una persona se victimiza para obtener atención, simpatía o ayuda de los demás. Esta persona a menudo culpa a otros por sus problemas y espera que los demás los resuelvan por él o ella.

  3. "El intimidador": Una persona usa la agresión o el miedo para controlar a los demás y obtener lo que desea. Esta persona puede amenazar, intimidar o usar el poder para conseguir lo que quiere.

  4. "El interrogador": Una persona hace preguntas constantes y cuestiona todo lo que otra persona hace o dice. Esta persona puede usar las preguntas como una forma de controlar a los demás, mostrando su superioridad intelectual y minando la confianza de los demás.

  5. "El adormecedor": Una persona evita el conflicto y la confrontación a toda costa, a menudo evadiendo la toma de decisiones y reprimiendo emociones para mantener la paz. Esta persona puede usar el silencio o la evasión como una forma de controlar a los demás.

  6. "El jugador de culpa": Una persona culpa a otros por sus problemas y evita la responsabilidad de sus acciones. Esta persona puede manipular a otros haciéndoles sentir culpables o responsables de sus propios errores o problemas.

Estos son solo algunos ejemplos de los juegos de poder que las personas pueden jugar. La clave para evitar ser manipulado o controlado por estos juegos de poder es identificarlos y tener una comunicación clara y directa con los demás, manteniendo una postura asertiva y respetuosa.

El Adulto en la resolución de conflictos


Los humanos alternamos momentos de sintonía con nuestras relaciones con los demás y momentos conflictivos. A poco que revisemos nuestras interacciones diarias podemos ver como suceden unos y otros momentos. Normalmente, cuando nos sentimos en sintonía, todo fluye. Emocionalmente experimentamos emociones positivas, alta motivación y seguridad en nosotros y en los demás. Por otra parte, en el caso contrario, el conflicto nos mantiene alterados, tensos, con emociones que pueden ir desde la ira o el miedo a la impotencia. Estas emociones negativas va a mermar nuestra capacidad de razonar (Adulto) y por tanto de tomar buenas decisiones o de resolver adecuadamente el conflicto.

El Análisis Transaccional nos sugiere permanecer en el Adulto para no escalar en el conflicto, para neutralizarlo, salir de él y para no perder el control emocional.

Para permanecer en el estado del yo del Adulto durante un conflicto, es importante seguir algunas pautas:

Reconoce tus propias emociones y pensamientos: El primer paso es ser consciente de tus propias emociones y pensamientos en el momento del conflicto. Observa cómo te sientes y qué estás pensando. Reconocer el estado de tus estados del Padre (juicios de valor o prejuicios) y Niño (emociones), será fundamental para mantener la calma y evitar reaccionar impulsivamente desde estos estados.La energía para realizar esta autoobservación nos garantiza que hemos activado nuestro Adulto.

Escucha activamente: Esto solo se puede hacer si estás en el Adulto.Presta atención a lo que la otra persona está diciendo y trata de entender su punto de vista sin interrumpir ni juzgar. Escucha activamente, muestra empatía y haz preguntas clarificadoras para asegurarte de entender correctamente.

Comunicate desde el Adulto: Cuando te expreses, hazlo desde el estado del yo del Adulto. Utiliza un lenguaje claro y asertivo, evitando acusaciones o críticas o palabras del Padre como los "deberías", "tienes que", "siempre", "nunca", etc. Comunica tus necesidades y preocupaciones de manera respetuosa y constructiva.

Busca soluciones: En lugar de centrarte en el conflicto en sí mismo, trata de buscar soluciones. Propón alternativas y opciones para resolver el conflicto de manera colaborativa. Evita caer en la trampa de culpar o criticar a la otra persona o grupo, y en su lugar, buscar juntos una solución mutuamente beneficiosa.

Mantener el respeto: Asegúrate de mantener un tono de voz respetuoso y evita el uso de lenguaje ofensivo o sarcástico. Respeta las opiniones y sentimientos de la otra persona, incluso si no estás de acuerdo con ellos. Mantener el respeto mutuo es fundamental para mantener una comunicación efectiva durante el conflicto.

Ser consciente de tus propias trampas: El Análisis Transaccional identifica ciertas dinámicas de comunicación inefectivas llamadas "trampas". Estas incluyen la trampa del Padre crítico o autoritario, el Niño rebelde o temperamental, y el Padre complaciente o sumiso. 

Asegúrate de ser consciente de estas trampas y evitar caer en ellas durante el conflicto. 


Reflexiona sobre qué trampa percibes tú y los demás en ti más a menudo.


Padre crítico o autoritario: Este patrón de comportamiento puede tener su origen en experiencias previas de la persona con figuras de autoridad en su vida, como padres estrictos, maestros autoritarios o figuras dominantes en su entorno. La persona puede haber internalizado esas experiencias y adoptado el papel del Padre crítico o autoritario como una forma de protección o como una forma de obtener un sentido de control o poder sobre los demás. 


Comportamiento:

  • Imposición de reglas y normas: El Padre crítico o autoritario tiende a establecer reglas y normas de manera rígida, imponiéndolas a los demás sin tener en cuenta sus opiniones o necesidades. Puede utilizar un lenguaje imperativo y directivo para imponer su punto de vista y esperar que los demás lo sigan sin cuestionar.

  • Crítica constante: Este tipo de Padre tiende a emitir juicios y críticas negativas de forma constante hacia los demás. Puede encontrar defectos y errores en el comportamiento de los demás, y expresarlos de manera directa y descalificadora, sin reconocer los aspectos positivos o las opiniones diferentes.

  • Control y autoritarismo: El Padre crítico o autoritario busca ejercer control y poder sobre los demás, tomando decisiones en su lugar, imponiendo su voluntad y desalentando la autonomía y la expresión de opiniones diferentes. Puede utilizar tácticas de intimidación o manipulación para obtener obediencia y sumisión.

  • Rigidez y falta de flexibilidad: Este tipo de Padre tiende a ser inflexible en sus reglas y puntos de vista, sin mostrar disposición a considerar otras perspectivas o adaptarse a las situaciones cambiantes. Puede mostrar resistencia al cambio y rechazo hacia las ideas o comportamientos diferentes a los suyos.

  • Falta de empatía: El Padre crítico o autoritario suele tener poca capacidad para comprender y validar las emociones y necesidades de los demás. Puede ser insensible a las necesidades emocionales de los demás y tener una actitud fría o distante hacia sus preocupaciones o dificultades.


Niño rebelde o temperamental: El comportamiento del Niño rebelde o temperamental puede surgir como una respuesta a la percepción de restricciones o injusticias en la vida de la persona. Puede ser una forma de expresar frustración, enojo o rebeldía frente a situaciones o personas que la persona percibe como opresivas, o puede ser una forma de buscar atención o validación de sus sentimientos y necesidades no satisfechas.


Comportamiento:

El Niño rebelde o temperamental se caracteriza por una actitud de desafío, resistencia o rebeldía hacia las figuras de autoridad o las normas establecidas. Algunas características específicas del comportamiento del Niño rebelde o temperamental pueden incluir:

  • Desafío a la autoridad: El Niño rebelde tiende a cuestionar o defiar abiertamente las reglas, normas o directrices establecidas por figuras de autoridad, como padres, maestros o jefes. Puede mostrar una actitud desafiante o desobediente, y puede expresar abiertamente su desacuerdo o frustración con las restricciones o imposiciones que percibe.
  • Resistencia al control: Este tipo de Niño puede mostrar una fuerte resistencia al control o la influencia de los demás. Puede negarse a seguir instrucciones, cumplir con tareas o cumplir las normas establecidas, buscando su independencia y autonomía de manera desafiante.
  • Expresión intensa de emociones: El Niño rebelde o temperamental puede tener una expresión emocional intensa, mostrando enojo, frustración, rebeldía o impaciencia de manera abierta y a veces explosiva. Puede tener dificultades para manejar sus emociones de manera adecuada y buscar expresarlas de forma directa y contundente.
  • Búsqueda de atención o validación: El Niño rebelde puede buscar llamar la atención o validar sus sentimientos y necesidades a través de su comportamiento desafiante o temperamental. Puede utilizar la rebeldía como una forma de obtener reconocimiento, ser escuchado o sentirse importante en un intento de obtener sus necesarias satisfacciones emocionales.
  • Resistencia a la conformidad: Este tipo de Niño puede mostrar una resistencia activa o pasiva a conformarse con las expectativas o normas sociales establecidas. Puede tener una actitud de "no seguir la corriente" y buscar destacarse por su comportamiento no convencional o desafiante.

Es importante tener en cuenta que el comportamiento del Niño rebelde o temperamental puede obedecer a múltiples causas, tales como frustraciones sin resultado, necesidades emocionales sin satisfacción, experiencias tempranas de control o imposición, entre otros factores. El Análisis Transaccional busca comprender las motivaciones y necesidades de este comportamiento, y ofrece herramientas para trabajar en su manejo de una manera más saludable y constructiva.

Padre complaciente o sumiso: El patrón del Padre complaciente o sumiso puede tener sus raíces en una baja autoestima, falta de confianza en sí mismo o miedo al conflicto. La persona puede haber aprendido a complacer a los demás como una forma de evitar la confrontación o el rechazo, o puede haber internalizado mensajes de que es mejor "callar" o ceder a los demás para mantener la paz o ser aceptado.


Comportamiento:

El Padre complaciente o sumiso se caracteriza por una actitud pasiva, sumisa o evitadora frente a las situaciones de conflicto o confrontación. Algunas características específicas del comportamiento del Padre complaciente o sumiso pueden incluir:

  • Aceptación incondicional: Este tipo de Padre tiende a aceptar y complacer las demandas, deseos o expectativas de los demás sin cuestionarlos, incluso si van en contra de sus propias necesidades o deseos. Puede tener dificultades para establecer límites o decir "no" a los demás, lo que puede llevar a un comportamiento complaciente y sumiso.

  • Evitación del conflicto: El Padre complaciente puede evitar el conflicto o la confrontación a toda costa, buscando mantener la armonía y evitar cualquier tipo de confrontación o desacuerdo. Puede ceder ante las demandas de los demás con el fin de evitar la confrontación o el conflicto, aunque esto signifique sacrificar sus propias necesidades o deseos.

  • Baja autoafirmación: Este tipo de Padre puede tener una baja autoafirmación, lo que significa que tiene dificultades para expresar sus opiniones, necesidades o deseos de manera clara y firme. Puede carecer de confianza en sí mismo y temer las críticas o el rechazo de los demás, lo que lo lleva a un comportamiento complaciente y sumiso.

  • Dependencia de la aprobación externa: El Padre complaciente puede depender en gran medida de la aprobación externa y buscar constantemente la validación de los demás. Puede sentirse ansioso o incómodo si siente que está desagradando o desaprobando a los demás, lo que lo lleva a complacer y ceder a las expectativas de los demás.

  • Dificultades para expresar necesidades propias: Este tipo de Padre puede tener dificultades para identificar y expresar sus propias necesidades, deseos o opiniones. Puede estar más enfocado en las necesidades de los demás y descuidar sus propias necesidades, lo que puede llevar a un comportamiento complaciente y sumiso en las relaciones interpersonales.

Es importante tener en cuenta que el comportamiento del Padre complaciente o sumiso puede tener múltiples causas, como experiencias previas de ser ignorado o invalidado, patrones de crianza aprendidos, falta de habilidades de comunicación asertiva, entre otros factores.

Permanecer en el estado del yo del Adulto durante un conflicto puede ayudar a mantener una comunicación abierta y constructiva, lo que aumenta las posibilidades de encontrar una solución satisfactoria para ambas partes.


Cómo neutralizar el Padre autoritario o fuerte en el otro

En una situación de conflicto en la que una persona está adoptando el rol del "Padre Fuerte", es decir, actuando de manera autoritaria y dominante, el Análisis Transaccional sugiere varias estrategias para neutralizar su influencia:

  1. Actuar como adulto: En lugar de responder al comportamiento del Padre Fuerte desde una posición de sumisión o rebeldía, la persona puede intentar actuar como adulto, es decir, manteniendo la calma, siendo asertivo y comunicando sus necesidades de manera clara y respetuosa. Por ejemplo, puedes decir: "Entiendo que tienes una opinión firme sobre este tema, pero también me gustaría compartir mi punto de vista y escuchar los demás antes de tomar una decisión".

  1. Reconocer las proyecciones: El Padre Fuerte a menudo proyecta sus propias necesidades y miedos en los demás, lo que puede ser una fuente de conflicto. Reconocer que las reacciones del Padre Fuerte son en realidad proyecciones de sus propios problemas puede ayudar a reducir la tensión en la situación. Por ejemplo, si el otro parece tener miedo de que su opinión no sea considerada, puedes decir: "Entiendo que tienes una opinión importante sobre este tema y nos gustaría escucharte. Pero también es importante que consideremos las opiniones de todos los presentes para tomar la mejor decisión".

  2. Buscar la cooperación: En lugar de entrar en un enfrentamiento directo con el Padre Fuerte, la persona puede buscar maneras de colaborar y encontrar soluciones que satisfagan a ambas partes. Esto puede ayudar a reducir la hostilidad y la competencia en la situación.  Por ejemplo, puedes decir: "Creo que todos tenemos un objetivo común de tomar la mejor decisión posible para la todos. ¿Cómo podemos trabajar juntos para encontrar una solución que tenga en cuenta todas nuestras opiniones y preocupaciones?".

En resumen, para neutralizar la influencia del Padre Fuerte en una situación de conflicto, el Análisis Transaccional sugiere actuar como adulto, reconocer las proyecciones del Padre Fuerte y buscar la cooperación en lugar de entrar en un enfrentamiento directo


Como evitar el Niño negativo del otro

Cuando otra persona actúa desde el estado del Yo Niño, es posible que su comportamiento sea infantil, emocional o impulsivo. En una situación de conflicto, el comportamiento del otro estado del Yo Niño puede ser especialmente desafiante, lo que puede llevar a la escalada del conflicto.

Para evitar al Niño del otro, el estado del Yo Adulto es el que puede ayudar en una situación de conflicto. Aquí te dejo algunas estrategias del Análisis Transaccional que el Yo Adulto puede utilizar para mantener una interacción saludable con alguien que actúa desde el estado del Yo Niño:

  1. Mantener la calma: Si el otro está actuando desde el estado del Yo Niño, es probable que se sienta emocionalmente alterado y pueda estar transmitiendo ese estado emocional a su entorno. En lugar de entrar en un comportamiento similar, el Yo Adulto puede mantener la calma, ser empático y tratar de entender las emociones del otro sin sentirse arrastrado por ellas.

Podrías decir, por ejemplo: "Comprendo que estás molesto/a, pero no voy a hablar contigo cuando estás hablando así. Podemos hablar más tarde, cuando ambos estemos más calmados".
  1. Aceptar y validar sus emociones: Es importante reconocer que la persona que actúa desde el estado del Yo Niño tiene emociones y necesidades que deben ser reconocidas. En lugar de ignorarlas o tratar de imponer una perspectiva racional, el Yo Adulto puede aceptar y validar las emociones del otro para que se sienta escuchado y comprendido.

Imagina que estás en una reunión de trabajo y un colega se siente frustrado porque siente que su opinión no está siendo escuchada. En lugar de ignorar sus emociones o tratar de convencerlo de que está equivocado, el Yo Adulto podría validar sus emociones diciendo algo como: "Entiendo que te sientes frustrado/a porque no sientes que tu opinión esté siendo tomada en cuenta. Me gustaría escuchar tus ideas para encontrar una solución que tenga en cuenta las opiniones de todos".
  1. Establecer límites claros: Aunque es importante validar las emociones del otro, también es necesario establecer límites claros en la interacción. El Yo Adulto puede hacer esto mediante el establecimiento de límites claros y de comunicación respetuosa y asertiva que no conlleven la invalidación de las emociones del otro. Podrías decir, por ejemplo: "Comprendo que tienes una opinión sobre esto, pero me siento incómodo/a con la forma en que me estás hablando. Me gustaría que pudiéramos hablar sobre esto de una manera más respetuosa".

  2. Ser empático: El Yo Adulto puede ser empático, tratar de ponerse en el lugar del otro, reconocer sus necesidades y sentimientos, pero sin ceder a demandas o manipulaciones. Imagina que estás hablando con un compañero de trabajo que está estresado y ansioso acerca de un proyecto. En lugar de ignorar sus emociones o decirle que se calme, el Yo Adulto podría ser empático y reconocer sus emociones. Podrías decir, por ejemplo: "Entiendo que te sientes estresado/a con el proyecto. ¿Hay algo en lo que pueda ayudarte o alguna forma en que podamos trabajar juntos para manejar esto?"

  3. No entrar en juegos de poder: A veces el estado del Yo Niño puede estar tratando de obtener el control de la situación. En estos casos, es importante que el Yo Adulto no entre en juegos de poder, manteniendo una postura firme y respetuosa, pero sin caer en provocaciones o en discusiones que no llevan a nada. Podrías decir, por ejemplo: "Comprendo que tengas una opinión diferente, pero creo que es importante escuchar todas las perspectivas. Podemos continuar discutiendo esto, pero no voy a entrar en un juego de poder".

Estas son algunas estrategias que el Yo Adulto puede utilizar para evitar al Niño del otro y mantener una interacción saludable en una situación de conflicto.