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domingo, 31 de marzo de 2024

Madres que aman demasiado



La simbiosis narcisista de carencia es una dinámica relacional compleja donde la madre busca llenar sus propias carencias emocionales a través de la relación con su hijo/a. La respuesta emocional de la madre puede estar marcada por el amor y el apego hacia el hijo/a, pero también por la ansiedad y el miedo ante la posibilidad de perder el control o enfrentarse a sus propias carencias.

Había una vez una madre llamada Elena, que había pasado por muchas dificultades en su vida y había desarrollado un fuerte narcisismo como mecanismo de defensa. Elena siempre se esforzaba por mantener una imagen de fortaleza y perfección frente a los demás, ocultando sus propias inseguridades y vulnerabilidades.

Elena tenía una hija llamada Sofía, que desde pequeña había sido el centro de atención de su madre. Elena dedicaba todo su tiempo y energía a cuidar de Sofía, proyectando en ella sus propias necesidades no satisfechas de cuidado y amor. Aunque Elena estaba presente físicamente para Sofía, emocionalmente estaba ausente,  era incapaz de ofrecerle el apoyo emocional y la conexión que tanto necesitaba.

Sofía creció en este ambiente de simbiosis narcisista y de carencia, donde su madre sobreprotegía y controlaba cada aspecto de su vida. A medida que Sofía entraba en la adolescencia, comenzó a sentirse sofocada por la sobreprotección de su madre y a resentirse por su falta de independencia y autonomía.

A pesar de los intentos de Sofía por establecer su propia identidad y tomar decisiones por sí misma, su madre veía estos esfuerzos como una amenaza a su propia identidad. Elena se aferraba a la idea de que su papel en la vida era cuidar de Sofía y que cualquier intento de la hija por ser independiente era una traición a ese papel.

La relación entre Elena y Sofía se volvió cada vez más tensa y disfuncional, con constantes enfrentamientos y conflictos. Sofía se sentía atrapada en un ciclo de dependencia emocional hacia su madre, incapaz de aceptar ayuda o apoyo de otras personas debido a la profunda influencia narcisista de su madre.

Finalmente, Sofía se dio cuenta de que necesitaba buscar ayuda profesional para romper el ciclo de dependencia y desarrollar una identidad propia separada de la de su madre. A través de la terapia, aprendió a establecer límites saludables, a aceptar ayuda de los demás y a cultivar su propia autoestima y autonomía emocional. A medida que Sofía se liberaba de las cadenas de la simbiosis narcisista y de carencia, encontraba la libertad para ser ella misma y vivir una vida más auténtica y satisfactoria.

La catexis emocional fluye a través de los  estados del yo en la relación de simbiosis narcisista de carencia, afectando la identidad, la autonomía y el bienestar de ambos.

Estado del Yo Padre:

Madre: El Padre Crítico de la madre puede estar activo. Busca satisfacer sus propias necesidades narcisistas a través de la hija. La madre puede juzgar y controlar las acciones de la hija para mantener la simbiosis.

Hija: El Padre Nutritivo de la madre también puede estar presente en la hija. La hija internaliza las expectativas maternas y se siente obligada a cumplir con ellas.

Estado del Yo Adulto:

Madre: El Adulto de la madre es no funcional debido a que está nublado por su narcisismo. No puede ver objetivamente las necesidades reales de la hija y, en cambio, proyecta sus propias carencias en ella.

Hija: El Adulto de la hija está atrapado en la dinámica. Puede reconocer la disfunción, pero siente dificultad para establecer límites debido a la culpa y la lealtad hacia la madre.

Estado del yo Niño:

Madre: El Niño Adaptado de la madre busca satisfacción a través de la hija. Puede mostrar una actitud lastimera y de víctima para manipular emocionalmente a la hija.

Hija: El Niño Adaptado de la hija también está activo. Se siente responsable de cuidar a la madre y sacrifica su propia alegría y descanso para mantener la relación.

Un diálogo entre madre e hija nos puede ayudar para ilustrar la simbiosis, en este diálogo los mensajes son explícitos y verbales, pero podrían darse de forma no verbal.

Madre:(con voz lastimera) "Hija, siempre me siento tan sola. Nadie me entiende como tú. Eres mi única fuente de alegría." (Estado del yo Niño Adaptado)

Hija: (con voz cansada) "Lo sé, mamá. Siempre estoy aquí para ti. Pero a veces, me siento agotada. Necesito un poco de espacio para mí misma." (Estado del yo Adulto)

Madre:(con tono manipulador) "¿Espacio? ¿Por qué necesitas espacio? Deberías estar agradecida de tenerme. Con lo que he hecho por tí. Sin ti, no sé qué haría." (Estado del yo Padre Crítico)

Hija:(con culpa) "Lo siento, mamá. No quise decirlo así. Solo... a veces me gustaría tener tiempo para mí misma, para ser feliz sin sentirme culpable." (Estado del yo Niño Adaptado)

Madre:(con lágrimas en los ojos) "¿Feliz? ¿Cómo puedes pensar en tu propia felicidad cuando yo estoy tan sola? No deberías ser egoísta." (Estado del yo Niño Adaptado)

Hija:(suspirando) "Lo entiendo, mamá. Pero también necesito cuidarme. No puedo ser tu única fuente de alegría todo el tiempo." (Estado del yo Adulto)

Madre:(con voz temblorosa) "¿Y si te vas? ¿Qué haré sin ti? No puedo soportarlo." (Estado del yo Niño Adaptado)

Hija:(con tristeza) "No me iré, mamá. Pero necesito encontrar un equilibrio. No puedo seguir sacrificando mi propia alegría por ti." (Estado del yo Adulto)

Madre:(con voz entrecortada) "Está bien, hija. Pero recuerda que siempre te necesito. Eres mi todo." (Estado del yo Niño Adaptado)

Hija:(con resignación) "Sí, mamá. Siempre estaré aquí para ti." (Estado del yo Niño Adaptado)

En esta conversación, la madre busca satisfacer sus necesidades narcisistas a través de la hija, mientras que la hija se siente atrapada entre su deseo de cuidar a la madre y su necesidad de cuidarse a sí misma.

Para que la hija pueda establecer límites de manera efectiva en la relación de Simbiosis Narcisista de Carencia, aquí hay algunas estrategias que puede trabajar:

Autoconciencia:

La hija debe reconocer sus propias necesidades y límites. Esto implica comprender cuándo se siente agotada o resentida debido a la dinámica con su madre.

Comunicación clara y asertiva:

La hija debe expresar sus límites de manera directa y sin culpas. Por ejemplo:

“Mamá, necesito tiempo para mí misma esta tarde. No puedo estar disponible todo el tiempo.”

“No puedo seguir sacrificando mi propia felicidad por complacerte constantemente.”

Practicar decir “No”:

La hija debe aprender a decir “no” cuando sea necesario. Esto no es egoísta, sino una forma de cuidarse a sí misma.

“Lo siento, mamá, pero no puedo hacer eso por ti hoy.”

Establecer consecuencias:

Si los límites se cruzan, la hija debe establecer consecuencias claras. Por ejemplo:

“A pesar de que no te guste, voy a tomar mi tiempo  y no responderé a los mensajes durante unas horas.”

Buscar apoyo externo:

La hija puede hablar con un terapeuta o un amigo de confianza sobre sus desafíos para establecer límites. A veces, obtener una perspectiva externa ayuda.

Reconocer la culpa y la manipulación:

La madre puede intentar manipular emocionalmente a la hija para que no establezca límites. La hija debe reconocer esto y no ceder ante la culpa.

Practicar el autocuidado:

La hija debe priorizar su propia felicidad y bienestar. Esto no significa abandonar a la madre, sino encontrar un equilibrio saludable.

Recuerda que establecer límites es un proceso gradual. La hija debe ser paciente consigo misma y recordar que cuidarse a sí misma no es egoísta, sino esencial para mantener una relación sana y sostenible.






domingo, 17 de abril de 2016

Relaciones no conscientes, relaciones de influencia: Juegos Psicológicos, Parasitismo y Simbiósis


Los tres modos de relación no conscientes son:
  • Juegos Psicológicos
  • Relaciones Parasitarias
  • La relación simbiótica.
Los restantes modos serían conscientes:
  • Juegos de poder
  • Relación contractual
Juegos psicológicos Eric Berne que hizo el análisis de los juegos psicológicos los definió como el intercambio de estímulos entre dos o mas personas que se da en dos niveles, un nivel aparente,"social", y un nivel oculto "psicológico". Cada nivel moviliza a distintos Estados del Yo. El nivel que interesa a los participantes es el segundo, que es no verbal, "análogo". Los Juegos Psicológicos se desarrollan a través de transacciones de doble sentido, o transacciones ocultas. El proceso es: uno presenta un cebo, el otro jugador tiene una debilidad que le lleva a entrar, a esto se le llama "enganche", entonces el primer jugador inicia un cambio de actitud en el diálogo (cambio en el Estado del Yo) y el segundo jugador se lleva una sorpresa ante lo inesperado del giro, o sea: un cambio de rol o de tema. El juego se aprende en la infancia para obtener algún tipo de atención del entorno, "por falta de una opción mejor." 

El Juego se produce a nivel inconsciente, los jugadores obtienen "beneficios" (Caricias) y sus juegos son complementarios. Claude Steiner (La otra cara del Poder) dice que tenemos varias razones para jugar: 

1.- Una forma de saciar erróneamente ("amartano") el hambre de reconocimiento ("ganancia" biológica). 
2.- Una forma de estructuración del tiempo que denominamos pasatiempo ("ganancia" social). 
3.- Confirmación de una Posición Existencial (actitud ante la vida) equivocada ("ganancia"existencial).
4.- Protección contra el miedo a ser desenmascarado y que se me conozca como soy. 5.- Evitar la intimidad. 
6.- Procurar que los otros hagan lo que no quieren hacer.

Relación parasitaria Desarrollado por Fanita English. Es una relación complementaria de una persona desde su Estado del Yo Niño tipo "sumiso" o "rebelde" a otra persona con tipo de pseudo Padre "Ayuda" o "Autoridad". La relación es rígida. El primero espera los signos de reconocimiento hacia su Niño y el segundo espera lo mismo hacia su estado "Padre" y cada uno obtiene lo que andan buscando. Esta relación también se origina en la infancia y se lleva a cabo fuera del ámbito de la conciencia. 

Las personas obtuvieron señales de reconocimiento por sus emociones y sus comportamientos no auténticos, mientras que sus sentimientos y comportamientos auténticos y espontáneos molestaron y fueron reprimidos. La relación parásita da la impresión de una caricatura. Es como si las personas hicieran un teatro. Su discurso suena falso. Sin embargo, ellos lo perciben como genuino y se sienten dañados si dudamos de su sinceridad. 

Los signos de reconocimiento que obtienen no alimentan realmente su corazón. La relación es estereotipada. El proceso lleva a que uno de los dos se cansa y empieza a enviar señales al otro de querer acabar este tipo de relación. El anunciar a la otra parte que va a ser privado de su fuente de reconocimiento de señales es el "Switch", el giro dramático, que ocurre también acompañado de un cambio de Estado del Yo. 

Cuando la relación parasitaria funciona, las transacciones son simples y paralelas, que van desde el Niño al Pseudo Padre y viceversa. Las personas que buscan este tipo de relación se encuentran con gran facilidad.
 
La relación simbiótica Cada parte de la relación actúa con determinados Estados del Yo: uno está en el Niño; en el otro, es el Adulto y el Padre. 

Para solicitar la simbiosis, se utiliza una transacción angular desde el Niño, con un estímulo a nivel social de Niño-Adulto y a nivel psicológico un estímulo de Niño-Padre. Para ofrecer la simbiosis, se ofrece un estímulo de doble mensaje Adulto-Niño a nivel social y Padre-Niño a nivel psicológico. Si el nivel psicológico se ignora, el tipo de relación simbiótica no engancha, si se responde, se produce el enganche. 

Petición de simbiosis: 

 • Voy a necesitar un taxi para ir a la estación, dijo Pedro. La petición del Niño está implícita. A nivel de estímulo social es Niño-Adulto, la ulterior es una petición para que te hagas responsable de mi necesidad, es un estímulo de Niño a Padre. Seguramente esta ulterior está emitida desde una expresión no verbal adecuada. No se crea la simbiosis si el receptor de este mensaje no engancha, o ignora la ulterior, y simplemente contesta: Si, tu puedes reservarlo ya. Sin embargo , si responde "No te preocupes, yo ahora te llevo" la simbiosis se ha creado. 

Oferta de simbiosis: A qué hora es tu tren? dice Juana a Pedro que le ha ido a visitar. A nivel social, Juana pide información sobre una necesidad de Pedro, pero a nivel psicológico, su Padre está diciendo a Pedro que no se preocupe, que ella va a cuidar de él y de sus necesidades, aunque Pedro no se lo haya pedido. 

La simbiosis se crea con la respuesta de Pedro: A las 3. Sin embargo, si Pedro contestara: No te preocupes, yo puedo arreglármelas. La simbiosis no se crea y no hay enganche. 

En las relaciones simbióticas la confianza en la otra parte es esencial, tanto la confianza real como la confianza transferida. El reconocimiento es una parte fundamental, que ha sido, muchas veces, negada en la infancia. Y en el momento que se reconocen por primera vez en una relación simbiótica, se sienten como si hubieran llegado a casa, encontrando un lugar en el mundo. 

Las relaciones simbióticas pueden llegar a ser confusas. Aunque el vínculo se experimenta como amoroso, en realidad, es un anhelo y un abandono de uno mismo. 

Quienes están inmersos en relaciones simbióticas viven con una ansiedad subyacente y un temor al abandono, lo que les lleva a buscar constantemente la aprobación y la confirmación de los demás. Fuente: Vázquez Bécker, Rodolfo. Introducción a la teoría del análisis transaccional (Spanish Edition)