Mostrando entradas con la etiqueta Diálogos con Maluisse. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Diálogos con Maluisse. Mostrar todas las entradas

jueves, 1 de mayo de 2025

Las voces que nos habitan: poder, identidad y guion de vida

lunes, 3 de marzo de 2025

Diálogos con Maluisse: el peso de la perfección



Velle: Abuela, a veces siento que no puedo más. Quiero hacer todo bien, pero me angustia pensar que no voy a poder.

Maluisse:Es normal querer hacerlo bien, pero ¿qué es lo que más te asusta de fallar?

Velle: Que la gente se decepcione. Que piensen que no soy lo suficientemente buena. Incluso a decepcionarme yo misma.

Maluisse: ¿Y tú qué piensas de alguien que comete errores?

Velle: Depende. Si alguien se esfuerza y se equivoca, no me parece grave.

Maluisse: Entonces, ¿por qué eres tan dura contigo misma?

Velle: No lo sé. Es como si tuviera una voz en mi cabeza que me dice: “Si fallas, fracasaste”.

Maluisse: Esa voz la aprendiste con el tiempo. Tal vez escuchaste muchas veces que un error era un problema.

Velle: Sí, desde niña sentí que tenía que ser impecable. Recuerdo que en la escuela se castigaba cualquier error, o los compañeros se reían de ellos, solo se reconocían los éxitos. Y en casa también se aplaudía el éxito y se temía el error.

Maluisse: Claro, posiblemente has formado una creencia de que solo serás valiosa si nunca te equivocas. Pero dime, ternura, si alguien de tu entorno comete un error, ¿dirías que esa persona ya no vale nada?. 

Velle: ¡No, claro que no! Todo el mundo se equivoca.

Maluisse: Entonces, ¿por qué tú no puedes permitírtelo?

Velle: No lo sé… Nunca lo había mirado desde esa perspectiva.

Maluisse: Y ¿Qué pasaría si vieras los errores como parte del aprendizaje?

 Velle: Quizá me sentiría menos presionada. Tal vez sentiría menos miedo.

Maluisse: Claro. Fallar no es fracasar. Es aprender. Cuando un niño aprende a caminar, ¿se queda en el suelo si se cae?...  No, se levanta. No deja de intentarlo porque nadie le ha dicho que caerse es un problema. Para el niño los errores no son fracasos, son mensajes o parte de su aprendizaje. Si solo vives para evitar equivocarte, nunca descubrirás cosas nuevas, no avanzarás. Cuando el Padre Crítico domina, el Niño Libre se esconde… pero si fortalecemos al Adulto, aprendemos a crecer sin miedo.

Velle: Entonces, ¿cómo dejo de tener tanto miedo?

Maluisse: Dejando de ser injusta contigo . No necesitas ser perfecta para ser valiosa. La próxima vez que sientas que tu Padre Crítico te presiona, respira y pregúntale a tu Adulto: ¿Es verdad que un error me hace menos valiosa? Y deja que tu Niño Libre juegue un poco con la vida. Acepta el error y pregunta después descubre: 

  •  ¿Qué salió bien?
  •  ¿Qué aprendí para la próxima vez?
  •  ¿Cómo me hablé a mí misma durante el proceso?

Si hubo errores, úsalos como aprendizaje, no como prueba de incompetencia.

La clave está en encontrar un punto medio entre la calidad y la flexibilidad.

Velle: Voy a intentarlo. Ya te contaré como me va abuela, de momento ya me siento mejor.

Velle respira hondo. Por primera vez en mucho tiempo, siente que puede soltar un poco el peso que lleva dentro.

domingo, 23 de junio de 2024

Decisión cuántica: navegando entre elecciones y posibilidades


Fran: Maluise, tengo un problema.  Mi amiga Liz me ha invitado a pasar el fin de semana con ella, pero estoy indeciso sobre si debo hacerlo. Me encuentro en una encrucijada que me mantiene paralizado: si voy, siento que no disfrutaré; pero si no voy, sé que luego lamentaré no haber ido. ¿Qué debo hacer?

Maluise: Esa situación suena complicada, Fran. Permíteme contarte algo que quizás te ayude a ver las cosas desde otro ángulo, algo inspirado en la física cuántica.

Fran: ¿Física cuántica? ¿En serio? ¿Cómo puede eso ayudarme en mi decisión de visitar a Liz?

Maluise: La física cuántica aborda un concepto casi mágico llamado superposición. Básicamente, un sistema cuántico puede existir en múltiples estados simultáneamente hasta que es observado. Vamos a considerar tu dilema como una superposición de elecciones o posibilidades.

Fran: No estoy seguro si entiendo. ¿Quieres decir que mi elección entre ir o no ir a ver a Liz es como un electrón que se encuentra en varios lugares al mismo tiempo?

Maluise: Exactamente. Mientras no tomes una decisión, te encuentras en una superposición entre “asistir al evento” y “quedarte en casa". Ambas posibilidades coexisten al mismo tiempo en tu mente. Y al igual que ocurre en la física cuántica, esta superposición se resuelve hacia un único estado cuando finalmente decides.

Fran: Entonces, si tomo una decisión, ¿se desvanecerá la incertidumbre?

Maluise: Correcto. Imagina que optas por ir. En ese instante, la realidad se reduce a una única posibilidad: visitar a Liz. Después solo vivirás un desenlace: disfrutar de la visita o no. De manera similar, si optas por no ir, te adentrarás en otra realidad y deberás enfrentar las consecuencias de esa elección.

Fran: Pero, ¿cómo me ayuda eso a decidir? Sigue sin resolver mi dilema.

Maluise: La clave aquí es aceptar la incertidumbre y estar listo para cualquier resultado. Piensa en esto: ninguna decisión es perfecta y ambas tienen sus consecuencias.

Decides asistir a la fiesta. En ese momento, todo se define y experimentas un solo resultado:

  • Si disfrutas en la fiesta: Fue una buena decisión.
  • Si no disfrutas en la fiesta: Se cumple la predicción de “no disfrutar".

Por otro lado, si optas por quedarte en casa, te adentras en otra realidad:

  • Si te arrepientes de no haber ido: Se cumple la predicción de “arrepentirse".
  • Si disfrutas quedándote en casa: Fue una buena elección.

Lo importante es estar preparado mentalmente para aceptar lo que venga, en lugar de paralizarte intentando prever el resultado perfecto.

Fran: Hmm, eso tiene sentido. Supongo que debería aceptar que no hay decisiones completamente correctas o incorrectas.

Maluise: Exactamente. Además, desde el punto de vista del Análisis Transaccional, tus distintos estados del Yo (Padre, Adulto, Niño) pueden influir en cómo percibes esta situación.

Fran: ¿Cómo?

Maluise: Cuando estás en tu papel de Adulto, puedes analizar los datos disponibles y tomar una decisión basada en la información actual, aceptando las posibles consecuencias.  Por otro lado, tu estado del Niño puede tener en cuenta tus deseos y emociones, mientras que el estado del Padre evalúa las normas y expectativas sociales que tienes en mente.

Fran: Entonces, pienso que debería tomarme un tiempo para pensar en mis verdaderos deseos a nivel emocional, en lo que tiene sentido desde un punto de vista lógico y en las expectativas sociales que recaen sobre mí.

Maluise: Genial. Al equilibrar estos aspectos internos, podrás tomar una decisión que esté más alineada contigo mismo. No importa la elección que hagas, estarás preparado para enfrentar las consecuencias.

Fran: Eso me da tranquilidad, Maluisse. Es una posible salida a mi impasse. Creo que voy a explorar mis sentimientos genuinos para tomar una decisión consciente y asumir cualquier resultado.

Maluise: Me alegra escuchar eso, Fran. Recuerda siempre que la vida está llena de incertidumbres y aceptarlas te ayudará a manejar mejor tus decisiones y sus consecuencias.

Fran: Gracias por tu apoyo, Maluisse. Siento un gran alivio; creo sinceramente que esta perspectiva me será de gran ayuda para tomar mi decisión.

Maluise: De nada, Fran. ¡Te deseo mucha suerte con tu elección!

miércoles, 20 de octubre de 2021

2. Diálogos con Maluisse: El “Wa”. La armonía social.

 


Velle: No soporto que la gente no sea lógica. No puedo entender porqué dicen una cosa y piensan otra. Mi amiga me ha dicho que no podía quedar conmigo porque estaba enferma y acabo de verla de compras. No hubiera sido más fácil decirme que no podía quedar conmigo porque tenía que ir de compras. Me hubiera ahorrado el disgusto de descubrir la mentira.

Maluisse: Vaya, Velle, veo que te sientes decepcionada con tu amiga porque crees que no ha sido sincera contigo. Crees que la sinceridad o lógica como dices tú es necesaria siempre ¿no?

Velle: Si, claro. ¿O acaso me vas a decir que la mentira es buena?

Maluisse: El concepto de bueno y malo, bien o mal, es un concepto complejo, tiene muchas aristas y límites no demasiado definidos. Normalmente, lo ético, lo correcto, lo moral está registrado en nuestro estado del yo Padre. Las reglas y normas sobre lo correcto o incorrecto las vamos adquiriendo por cultura, familia y entorno. Lo que es correcto en unos sitios, puede no serlo en otros. Los principios que rigen en una familia, pueden no ser admitidos en otras. En fin, es una discusión filosófica muy interesante, pero vayamos a lo concreto, a tu emoción.

Velle: Ya sé que me vas a preguntar cuál ha sido mi diálogo interno cuando me he sentido mal.

Maluisse: Muy bien, chica lista, te escucho.

Velle: He pensado que ella tendría que decirme la verdad, tener la suficiente confianza en mí. Y me he sentido decepcionada pensando que me oculta cosas.

Maluisse: Es decir, es posible que hayas sentido que al no decirte “la verdad” no mereces para ella su confianza y  eso, además de decepcionarte, te  ha disgustado y te ha llevado a desconfiar de ella?

Velle: Bueno…. Sí, me he disgustado con ella y desde luego creo que no voy a poder volver a confiar en lo que me diga a partir de ahora.

Maluisse: Vale, vale. No puedes confiar en ella, porque ella ha elegido no compartir su tiempo contigo, sin importar si ha sido por causas de salud o de necesidad de su propio espacio. ¿Crees realmente que tú necesitas ser informada de su gestión del tiempo?

Velle: No, claro que no. Lo que me duele es la mentira.

Maluisse: Si, claro, la mentira puede ser muy dañina. Sin embargo, algunas mentiras son incluso necesarias en algunas sociedades. No se si te he hablado del Honne y el Tatemae, son palabras japonesas que se traduce como "opinión verdadera" y "opinión pública". La idea es que, muchas veces, tienes que ocultar tu verdadera opinión para evitar conflictos. De modo que, en su cultura, los japoneses deben expresar sus opiniones y comportamientos conforme a lo que su sociedad entiende como «adecuado» a la hora de relacionarse en cualquier ámbito. Esta visión está dentro de otro concepto que define su cultura: el “wa”, que significa armonía. Para ellos una confrontación es una falta de respeto y de educación hacia el otro. Por ello, dirán aquello que sea mejor aceptado por el otro, guardando sus propios pensamientos y emociones para ellos mismos. Los valores y el bienestar del grupo se consideran más importantes que las ambiciones o deseos individuales. Ellos entienden que elevarse por encima de los sentimientos personales por el bien de la sociedad en su conjunto es una virtud muy valiosa. Esto que aquí, en occidente, puede parecernos una pose hipócrita o insincera, para ellos es corrección y garantía de paz y armonía.

A veces, también lo hacemos nosotros sin ánimo de ser hipócritas, sólo por evitar dar una serie de explicaciones incómodas o por no “dañar” al otro.

Imagínate que ella te hubiera expresado abiertamente sus sentimientos, por ejemplo: “no me apetece salir contigo hoy. Me apetece estar sola, ir a pasear por el parque y llegar a casa a leer un libro. Lo siento, hoy tengo que anteponer mis necesidades a las tuyas”. Tendría todo su derecho, habría sido muy asertiva y, quizás, tú lo hubieras aceptado con naturalidad o no. Sin embargo, es posible que su Padre Crítico le diga que no debe ser tan directa y sincera con las personas que le solicitan algo. Quizá ha aprendido a que las excusas son la forma más adecuada de no decepcionar o herir a la gente cuando se rechaza una propuesta. Probablemente lo ha experimentado en casa cuando su padre o su madre rechazaban una petición para salir o para quedar con alguien. De modo que para ella, al contrario que para ti, que priorizas el valor de la sinceridad, puede estar siguiendo una regla de educación y de respeto, lejos de considerarlo una falta de confianza en ti.

Velle: Si, visto así, tiene todo su derecho a decirme lo que considere, no está obligada a rendirme cuentas de lo que hace. Pero prefiero la sinceridad.

Maluisse: Tienes tú la suficiente confianza en ella para que, aunque se tome su tiempo y gestione sus asuntos sin informarte de ello, pueda seguir siendo la amiga con los valores y vínculos que te unían a ella? ¿Hay algo más que no esté funcionando bien en esa relación?

Velle: Quizá la estoy agobiando un poco. Últimamente solo me relaciono con ella y doy por hecho que siempre estará ahí cuando la necesito.

Maluisse: ¿Cómo si fuera una madre?

Velle: jajajajajaja, sí es verdad, como si fuera una madre.

Maluisse: Incluso las madres tienen derecho a su propio tiempo, ya lo experimentarás cuando tus hijos dependan de ti.

Velle: ¿Quieres decir que quizás estoy dependiendo de ella?

Maluisse: ¿Tenías ese día más opciones para disfrutar de tu día cuando ella rechazó la cita?

Velle: No, la verdad es que me quedé sin planes.

Maluisse: ¿Qué puedes hacer para disponer de más opciones disfrutables que no dependan siempre de otros?

Velle: Ya me vas a poner a trabajar de nuevo.

Maluisse: De momento a pensar.

Velle: Ya te vale!

martes, 19 de octubre de 2021

1. Diálogos con Maluisse: Autocompasión



Maluisse: Qué te ocurre? Te noto tensa, tus ojos están tristes y pareces preocupada. Hay algo que pueda hacer por ti?

Velle: No lo sé. Estoy confusa. Todo es muy complicado.

Maluisse: Si dividimos por partes lo complicado podemos encontrar la sencillez. Serías capaz de dividir en trozos eso que es TODO complicado?

Velle: No me siento segura en el trabajo, no se si me gusta o no.

Maluisse: Sigamos dividendo en partes, veamos las emociones, cada una por su lado. Hablas de “sentirte segura” y también de “si te gusta”. Quizás estas dos emociones tengan relación o no. Vamos a investigar en ellas.

Cómo tendría que ser tu trabajo para sentirte segura en él?

Velle: Me gustaría que las tareas estuvieran más claras. Qué pudiera pedir información cuando la necesito. Qué me diera oportunidades de hacer cosas nuevas….

Maluisse: Ya veo, te sientes insegura cuando las tareas no son muy claras, cuando no tienes la suficiente información para realizarlas y no tienes acceso a esa información que necesitas. También sientes que te gustaría hacer otras cosas diferentes, pero eso lo vamos a dejar para otra ocasión.

Vamos a centrarnos en tener las tareas más claras y tener acceso a la información cuando la necesitas.

A nuestro Niño no le gusta la inseguridad, porque es fuente de amenazas y significa pérdida de control. Si no nos sentimos seguros en un entorno en el que “deberíamos” estarlo o se espera de nosotros que lo estemos, nos sentimos exigidos por el Padre Crítico interno o Externo. Aparecen diálogos internos entre Niño y Padre Crítico Interno negativos. Podrías identificar esos diálogos internos que te producen inseguridad?

Velle: Pues… no se. Me digo que tendría que saber solucionar todas las incidencias del día, y cuando no lo consigo porque no tengo la suficiente información o porque no puedo acceder a ella, me siento inútil, creo que otros serían capaces de hacerlo y yo no, pienso que no estoy capacitada o pienso que todos se van a dar cuenta de mi inutilidad.

Maluisse: Es decir, tu Padre interno te dice cosas como “tendrías que saber hacerlo” o “No eres lo suficientemente buena como otros creen” y tu Niña se siente entonces “inútil”, “incapaz”, “avergonzada”.

Velle: Si, algo así. No es tan explícito como tú lo dices, pero entiendo que se puede describir así.

Maluisse: Qué dice tu Adulto cuando esto ocurre?

Velle: Mi Adulto sabe que no me dieron un training cuando llegué, que he tenido que aprender con muy poca formación y que los manuales de consulta están hechos para gente que ya conoce el proceso y no son de ayuda cuando se requieren ciertos detalles. Pero, a pesar de eso, me sigo sintiendo mal. Sigo sintiendo que no soy suficientemente buena.

Maluisse: Si he entendido bien, tu Adulto sabe que no es solo responsabilidad tuya la falta de información y que, a veces, obtener la información que necesitas no es posible. Sabe que tienes que tomar riesgos y decisiones cuando no tienes toda la información. Conoce qué es la realidad de tu trabajo en ciertos momentos. Sin embargo, a pesar de eso, tu Padre Crítico Interno te sigue haciendo responsable de todo. Y por tanto, tu Niña sufre.

Velle: Si, puede ser que sea así.

Maluisse: Qué podrías decirle a tu Niña, cuando eso le ocurra para que se sintiese segura y valiosa en esos momentos.

Velle: Quizás podría decirle que ella hace todo lo que puede y que eso es suficiente.

Maluisse: Eso la tranquilizaría?

Velle: No lo se, a ella le da miedo lo que otros piensen, que pueda decepcionar a otros.

Maluisse: Veamos ese miedo. ¿Qué pasaría si ella decepciona a otros?

Velle: No sería tan querida. No recibiría tantas caricias positivas, se podría quedar sola.

Maluisse: Tiene miedo de quedarse sola con ese Padre Crítico tan exigente y culpabilizador. Lo entiendo.

Velle: Siiiiiiii

Maluisse: Como podrías sentirte bien sola?

Velle: imagino que aceptándome y valorándome. Pero eso sería ser autosuficiente y tú me has hablado de que somos interdependientes. Nos necesitamos todos. Yo no quiero estar sola.

Maluisse: Si, claro. Necesitamos amar y ser amados, valorar y ser valorados, aunque no necesariamente por TODOS. Precisamente cuando nos valoramos y amamos a nosotros mismos, podemos hacer lo mismo con los demás. Cuando “necesitamos” que los otros nos protejan de nuestro miedo y de nuestra inseguridad, no estamos  asumiendo nuestra propia responsabilidad emocional (el autocuidado de nuestro Niño) y, por tanto, no mantenemos relaciones sanas.

Velle: Vaya, se complica la cosa.

Maluisse: Al contrario, es más sencillo, no puedes manejar las experiencias de los demás, sus motivaciones, creencias y sensaciones, pero sí lo puedes manejar contigo. Crees quizás que podrías cambiar tu diálogo interno y dar más poder a tu Padre Nutritivo Interno Compasivo que te aceptara y te valorara?

Velle: y cómo lo hago?

Maluisse: La autosuficiencia es lo contrario de la autocompasión. Cuando yo pretendo ser autosuficiente es porque no confío en los demás, no confío en el apoyo emocional de los otros. Eso me hace encerrarme en mi mismo y desconectar de los otros eliminando la empatía.

La autocompasión, sin embargo, me abre a mí mismo y me abre a los demás. Facilita mi regulación emocional y el afrontamiento de las circunstancias difíciles. Un Padre Nutritivo Interno Compasivo me permite aceptar mi vulnerabilidad (debilidades y errores) y al hacerlo, estoy aceptando la vulnerabilidad en los demás. No solo me hace más resiliente, sino que me acerca más a esa humanidad compartida de la que todos formamos parte.

Si yo me acepto en mis debilidades, desaparecerá el miedo a no ser aceptado.

Vella: Desaparecerá?

Maluisse: Imagínate que no te gustan tus piernas, pero te encantan tus ojos. No aceptas tus piernas y adoras tus ojos. Cuando alguien te mire las piernas, proyectarás esa “no aceptación” en los demás. Pensarás que no les gustan tus piernas, incluso de aquellos a los que les encanten. Sin embargo, cuando miren tus ojos, independientemente de lo que ellos piensen, tú no sentirás ningún miedo a que los rechacen, es más, incluso aunque te digan explícitamente que no les gustan tus ojos, no te preocupará.

Vella: ¡hum! Es verdad.

Maluisse: De esta manera funcionamos, proyectamos en los demás nuestras valoraciones sobre nosotros mismos. Pero, volvamos al inicio. Cómo te sentirías si te sintieras segura y valorada por ti misma, asumiendo que hay momentos en que las tareas no están claras y que tienes que tomar decisiones inciertas, con riesgo de que se puedan producir “aciertos” o “errores”.

Vella: tendría que aceptar que el error es la única forma de obtener información y que esa sería la única posibilidad de aprender.

Maluisse: Es decir, que el error es parte de tu formación y aprendizaje en este trabajo. No?

Vella: Si. Eso es.

Maluisse: ¿Crees que los demás también saben esto y también lo experimentan con sus propias tareas?

Vella: Si, me imagino que sí, que están en mi misma situación.

Maluisse: Crees que si te sintieras auto-valorada y segura (aceptando los riesgos y el aprendizaje) en tu trabajo, te gustaría lo que haces.

Vella: Si, disfrutaría más.

Maluisse: ¿Te sientes mejor ahora?

Vella: Si…, no lo veo fácil, pero veo un punto de luz. Lo seguiré. Gracias, abuela.