miércoles, 20 de octubre de 2021

2. Diálogos con Maluisse: El “Wa”. La armonía social.

 


Velle: No soporto que la gente no sea lógica. No puedo entender porqué dicen una cosa y piensan otra. Mi amiga me ha dicho que no podía quedar conmigo porque estaba enferma y acabo de verla de compras. No hubiera sido más fácil decirme que no podía quedar conmigo porque tenía que ir de compras. Me hubiera ahorrado el disgusto de descubrir la mentira.

Maluisse: Vaya, Velle, veo que te sientes decepcionada con tu amiga porque crees que no ha sido sincera contigo. Crees que la sinceridad o lógica como dices tú es necesaria siempre ¿no?

Velle: Si, claro. ¿O acaso me vas a decir que la mentira es buena?

Maluisse: El concepto de bueno y malo, bien o mal, es un concepto complejo, tiene muchas aristas y límites no demasiado definidos. Normalmente, lo ético, lo correcto, lo moral está registrado en nuestro estado del yo Padre. Las reglas y normas sobre lo correcto o incorrecto las vamos adquiriendo por cultura, familia y entorno. Lo que es correcto en unos sitios, puede no serlo en otros. Los principios que rigen en una familia, pueden no ser admitidos en otras. En fin, es una discusión filosófica muy interesante, pero vayamos a lo concreto, a tu emoción.

Velle: Ya sé que me vas a preguntar cuál ha sido mi diálogo interno cuando me he sentido mal.

Maluisse: Muy bien, chica lista, te escucho.

Velle: He pensado que ella tendría que decirme la verdad, tener la suficiente confianza en mí. Y me he sentido decepcionada pensando que me oculta cosas.

Maluisse: Es decir, es posible que hayas sentido que al no decirte “la verdad” no mereces para ella su confianza y  eso, además de decepcionarte, te  ha disgustado y te ha llevado a desconfiar de ella?

Velle: Bueno…. Sí, me he disgustado con ella y desde luego creo que no voy a poder volver a confiar en lo que me diga a partir de ahora.

Maluisse: Vale, vale. No puedes confiar en ella, porque ella ha elegido no compartir su tiempo contigo, sin importar si ha sido por causas de salud o de necesidad de su propio espacio. ¿Crees realmente que tú necesitas ser informada de su gestión del tiempo?

Velle: No, claro que no. Lo que me duele es la mentira.

Maluisse: Si, claro, la mentira puede ser muy dañina. Sin embargo, algunas mentiras son incluso necesarias en algunas sociedades. No se si te he hablado del Honne y el Tatemae, son palabras japonesas que se traduce como "opinión verdadera" y "opinión pública". La idea es que, muchas veces, tienes que ocultar tu verdadera opinión para evitar conflictos. De modo que, en su cultura, los japoneses deben expresar sus opiniones y comportamientos conforme a lo que su sociedad entiende como «adecuado» a la hora de relacionarse en cualquier ámbito. Esta visión está dentro de otro concepto que define su cultura: el “wa”, que significa armonía. Para ellos una confrontación es una falta de respeto y de educación hacia el otro. Por ello, dirán aquello que sea mejor aceptado por el otro, guardando sus propios pensamientos y emociones para ellos mismos. Los valores y el bienestar del grupo se consideran más importantes que las ambiciones o deseos individuales. Ellos entienden que elevarse por encima de los sentimientos personales por el bien de la sociedad en su conjunto es una virtud muy valiosa. Esto que aquí, en occidente, puede parecernos una pose hipócrita o insincera, para ellos es corrección y garantía de paz y armonía.

A veces, también lo hacemos nosotros sin ánimo de ser hipócritas, sólo por evitar dar una serie de explicaciones incómodas o por no “dañar” al otro.

Imagínate que ella te hubiera expresado abiertamente sus sentimientos, por ejemplo: “no me apetece salir contigo hoy. Me apetece estar sola, ir a pasear por el parque y llegar a casa a leer un libro. Lo siento, hoy tengo que anteponer mis necesidades a las tuyas”. Tendría todo su derecho, habría sido muy asertiva y, quizás, tú lo hubieras aceptado con naturalidad o no. Sin embargo, es posible que su Padre Crítico le diga que no debe ser tan directa y sincera con las personas que le solicitan algo. Quizá ha aprendido a que las excusas son la forma más adecuada de no decepcionar o herir a la gente cuando se rechaza una propuesta. Probablemente lo ha experimentado en casa cuando su padre o su madre rechazaban una petición para salir o para quedar con alguien. De modo que para ella, al contrario que para ti, que priorizas el valor de la sinceridad, puede estar siguiendo una regla de educación y de respeto, lejos de considerarlo una falta de confianza en ti.

Velle: Si, visto así, tiene todo su derecho a decirme lo que considere, no está obligada a rendirme cuentas de lo que hace. Pero prefiero la sinceridad.

Maluisse: Tienes tú la suficiente confianza en ella para que, aunque se tome su tiempo y gestione sus asuntos sin informarte de ello, pueda seguir siendo la amiga con los valores y vínculos que te unían a ella? ¿Hay algo más que no esté funcionando bien en esa relación?

Velle: Quizá la estoy agobiando un poco. Últimamente solo me relaciono con ella y doy por hecho que siempre estará ahí cuando la necesito.

Maluisse: ¿Cómo si fuera una madre?

Velle: jajajajajaja, sí es verdad, como si fuera una madre.

Maluisse: Incluso las madres tienen derecho a su propio tiempo, ya lo experimentarás cuando tus hijos dependan de ti.

Velle: ¿Quieres decir que quizás estoy dependiendo de ella?

Maluisse: ¿Tenías ese día más opciones para disfrutar de tu día cuando ella rechazó la cita?

Velle: No, la verdad es que me quedé sin planes.

Maluisse: ¿Qué puedes hacer para disponer de más opciones disfrutables que no dependan siempre de otros?

Velle: Ya me vas a poner a trabajar de nuevo.

Maluisse: De momento a pensar.

Velle: Ya te vale!

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