lunes, 13 de enero de 2020

Vergüenza y culpa, hermanas en el dolor

La vergüenza y la culpa nos asaltan, nos arrojan contra lo peor de nuestro pasado, analizan al detalle todas nuestras acciones, nos hacen dudar de lo que hemos entendido, escuchado, dicho, hecho o incluso pensado. ... Y no importa cuánto intentemos echarlas de nuestra vida, vuelven con más fuerza, se instalan en nuestro corazón.

La vergüenza no tiene sentido del humor, todo en ella es muy dramático, muy serio, muy terrible.

Es la “madre bruja” o el “padre ogro” quien critica lo que nos atrevimos a hacer, decir o incluso pensar. Dramatiza todo y nos abruma, haciéndonos dudar en gran medida de nuestra valía.

Su principal preocupación: el "qué dirán", porque de ello se derivará la imagen que tenemos de nosotros mismos y la que creemos que los demás tienen de nosotros, es decir, nuestra autoimagen.

La vergüenza nos hace querer escondernos bajo tierra, desaparecer. Nos da la sensación de no ser adecuados.

Vergüenza, que proviene del latín verecundĭa, es la turbación del ánimo que se produce por una falta cometida o por alguna acción humillante y deshonrosa, ya sea propia o ajena.

Por tanto nos invita a sentirnos humillados frente a otros, a sentir el vacío de ser excluido.

La culpa es astuta, aguda, incisiva, tiene una memoria imborrable de la cual alardea en cuanto tiene la mínima oportunidad.

En cuanto se adueña de nosotros, su amiga del alma, la angustia, se une a la culpa.

La culpa tiene una gran capacidad para generar grandes sermones de Padre Crítico Interno, a veces interminable.

¡TODO lo que HACEMOS está MAL! Sin compasión. Sin matices. Sin consideraciones. Sólo maneja el blanco y el negro.

Claro que su “intención” es muy noble: volver a ponernos en el camino correcto porque, obviamente, nos hemos alejado del camino correcto.

Imagen de la culpa

La vergüenza y la culpa se pueden hacer patológicos cuando:

  • nos dominan y se siente de una manera muy duradera en el tiempo (emociones elásticas, rebusques, etc.)
  • causan sufrimiento mental intenso, con demasiada frecuencia (diálogos internos destructivos)
  • son lo suficientemente fuertes como para crear sufrimiento pero no lo suficiente como para modificar nuestro comportamiento
  • son inapropiados al aquí y al ahora,
  • están totalmente ausentes de nuestro día a día (Exclusión de Estado Padre)

La autocrítica es un mecanismo de autoevaluación asociada con nuestro sistema de creencias que surge cuando hemos transgredido un principio, un valor en el que creemos.

Cuando la culpa nos apunta con su dedo es porque no hemos respetado las reglas del juego. Nuestro Padre Interno tiene, entonces, que decir algo; raramente su intención es hacernos sufrir, al contrario quiere señalarnos, de nuevo, la vuelta a hacer las cosas como nuestras creencias consideran que tienen que ser.

El problema es cuando tenemos reglas o principios que no son nuestros, son aprendidos de otros y quizás ya son obsoletos o no están justificadas en el momento actual. Otras creencias son fruto de nuestro entorno social, nuestra educación, nuestras experiencia pasadas, nuestras exigencias personales, etc. Algunas, de todas ellas, nos ayudan todos los días, otras nos impiden desarrollarnos y sólo nos hacen sufrir.

Es adecuado, ante las emociones de culpa o vergüenza, empezar por identificar la regla que hemos roto revisando nuestros sistemas de creencias y luego preguntándonos sobre la bondad actual de esta regla:

¿Es adecuada u obsoleta?

Si es adecuada: ¿Cómo compensar mi error y evitar una nueva transgresión?

Y finalmente, pide a tu Padre Nutritivo autocompasión y perdón y el permiso a cometer errores y a aceptarlos como parte de nuestra humanidad.

jueves, 19 de diciembre de 2019

Inteligencia transaccional e intrapersonal base del Liderazgo




Peter Scholtes escribió que, para entender a las personas, necesitamos entender las relaciones. Entender las relaciones supone conocer nuestras necesidades y las de los demás y saber cómo satisfacerlas.

No hace falta decir que si las personas no piden ayuda cuando lo necesitan, el rendimiento se resiente en prácticamente cualquier tipo de tarea.

El Líder, por tanto, es un especialista en entender personas y relaciones. 

El Análisis Transaccional es un metamodelo que nos ayuda precisamente a conseguir este objetivo.

Liderar a personas requiere el establecimiento de normas comunes que protejan al equipo, por tanto, el Líder, como responsable del equipo, ha de poseer firmeza, rectitud y asertividad para respetar y hacer respetar este marco protector cuando haga falta o, si es necesario, colaborar con la modificación de este marco protector cuando se considere conveniente para el bien común.

El Líder, además, debe velar por el cuidado de las relaciones personales a diario y estimular los miembros del equipo hagan lo mismo.

Desde el punto de vista del Análisis Transaccional, el Líder necesita de unos estados del Yo descontaminados y positivos, sin embargo lo que encontramos en muchas empresas es que se establecen relaciones con los miembros del equipo desde la condescendencia y/o el paternalismo.

Veamos qué funciones desempeñan los diferentes estados del yo en las relaciones:

  • ESTADO DEL YO PADRE: en el mejor de los casos es cariñoso y solidario; en el peor de los casos es crítico y controlador.
  • ESTADO DEL YO ADULTO: en el mejor de los casos es realista, lógico y racional; en el peor de los casos no tiene efecto.
  • ESTADO DEL YO NIÑO: en el mejor de los casos es juguetón y creativo; en el peor de los casos es rebelde y malévolo.

La mayoría de los gerentes asumen el rol de liderazgo desde el Padre, por tanto a los subordinados no les queda más remedio que asumir la posición de Niño en la relación. O, al contrario, cuando los subordinados están en posición de Niño se activa automáticamente el Padre en el jefe.

El mensaje tácito del jefe desde su estado del yo Padre al Niño del subordinado, en la relación paternalista convencional, es "¡Yo estoy bien, tú no estás bien!"

Para mantener relaciones saludables y efectivas necesitamos activar nuestros Adultos. Crear relaciones en las que nadie se defina como "superior" o " mejor" que nadie. Si los líderes consiguen unas relaciones de igualdad y equilibradas habrán creado un entorno enormemente poderoso.

Las relaciones saludables requieren confianza. Scholtes dice que hay dos creencias que deben darse y coexistir para que una persona confíe en otra: creer que eres competente y que te preocupas por mí, sólo entonces confiaré en ti.

Ser competente solo o el cuidar, si no van juntos, no son suficientes, no generarán confianza. Ambas cualidades son necesarias.

Si tu líder o maestro o jefe se dedica a juzgar lo que haces (PC-), y si ese juicio afecta a las caricias que recibes (caricias positivas o negativas) esto condicionará tu relación con esa persona de manera definitiva. Alfie Kohn, escritor y experto en formación y comportamiento humano lo ha estudiado ampliamente.

Kohn dice que emitir críticas destructivas, comunicar desaliento a las personas y no creer en las capacidades de los otros, es la mejor forma de establecer un ambiente negativo en el que no se van a alcanzar los objetivos.

Y resumiendo algunas de sus conclusiones cuando se trabaja con Líderes negativos:

  • No trabajarás en colaboración para aprender o crecer (no usarás el Niño Libre);
  • Tratarás de que él o ella apruebe lo que estás haciendo (Niño Sumiso o Rebelde) para obtener beneficios o caricias positivas.
  • Tendrás un poderoso incentivo para hacerte experto en ocultar problemas, presentarte como infinitamente competente y poner tus energías tratando de impresionar (o adular) a la persona con poder (Niño Sumiso).
  • Es menos probable que las personas pidan ayuda cuando la persona a la que normalmente se dirigen maneja premios y castigos (Niño Sumiso). No hace falta decir que si las personas no piden ayuda cuando lo necesitan, el rendimiento se resiente en prácticamente cualquier tipo de tarea.

jueves, 7 de noviembre de 2019

Autoridad funcional, racional, tiránica y creativa

Hasta la década de 1960, las figuras parentales (padres, maestros, etc) pensaban que debían inculcar respeto y buenos modales a los niños, y esto generalmente se hacía por la fuerza y la intimidación. Los castigos, incluso corporales, eran una parte integral de la educación, los niños que tenían pocos derechos y se esperaba de ellos que se sometieran finalmente.


Mayo del 1968 ayudó a cambiar estos modelos y este cambio fue posible gracias a la investigación de muchos pedagogos que recopilaron información valiosa después observar y tratar de comprender el desarrollo del niño. Con un modelo social cambiante, la anticoncepción permitió que las familias pudieran tener hijos por elección y decidir el número deseado, lo cual ha facilitado un replanteamiento de la autoridad y la educación. Una nueva visión de la educación dio paso desde lema "Está prohibido prohibir". De este modo, se pasó de una educación estricta a una educación permisiva, basada en la discusión y que pretende que los niños crezcan sin restricciones y con libertad.

Esta transición de un extremo al otro ha permitido una mayor reflexión, pero también ha provocado sorpresa y confusión cuando se observa y constata que ninguno de estos dos modelos es positivo para el desarrollo de un niño.

En un modelo "autoritario", el adulto conoce lo que el niño necesita y posee el poder, el niño no es libre para responder a sus gustos y necesidades. Al final, la cantidad de prohibiciones van a producir en el niño culpa y sumisión o respuestas defensivas y rebelión, condenando al niño a concentrar su energía en el Niño Adaptado, Sumiso o Rebelde.

En el modelo "permisivo", dado que los límites no están claros y los límites son confusos, el niño no tendrá una guía que lo asegure y satisfaga sus necesidades, por tanto se sentirá inseguro y voluble. Un marco educativo con límites permite al niño aprender a manejar la frustración y el conflicto, así como aprender sobre las normas sociales. Los límites sirven para tomar conciencia de los peligros y las prohibiciones de la vida, aprenden a vivir en comunidad y a tener en cuenta las necesidades de los demás. La falta de límites dará al niño la sensación de omnipotencia, creará el síndrome del emperador, lo que le pondrá en desventaja para aprehender a enfrentarse a las dificultades de la vida.

Hay tres tipos de autoridad según Eric Berne:

Autoridad funcional, autoridad racional y autoridad tiránica. Claudie Ramond (1989: 270) los define en su libro Crecer:

Autoridad Funcional:

Esta es la autoridad expresada por el Padre y controlado por el Adulto para que sea adecuada en el momento presente. Este último evalúa la situación y decide intervenir con plena conciencia de objetivos de los cuales es responsable.

Los mensajes expresados son con el Padre Normativo o Nutritivo cumpliendo su Función legítima de Protección o Permiso.



Autoridad racional: 

"Se expresa por el Adulto y es ordenada por el padre. La persona siente que la necesitamos: ella indaga o da información sobre lo que piensa de la situación. Le habla al adulto del otro.


La autoridad racional se utiliza en la educación con los niños mayores de siete años hasta la adolescencia.

Esta forma de autoridad se traduce en cuidado discreto y con precauciones que permite que un niño o grupo crezca y se fortalezca, sin sobreprotegerlo. Es, por lo tanto, la autoridad educativa por excelencia, que tiende a desaparecer tan pronto como es posible el ejercicio de la autonomía en los sujetos que hasta ahora dependían de ella.

Se basa en la responsabilidad del otro y su capacidad de pensar e imaginar las consecuencias de sus actos. Se escucha al otro para entender como está pensando y sus sentimientos, acompañan al otro a pensar y evaluar situación por sí mismos. Los valores del Padre pueden ser comunicados desde el Adulto como información.

Este es probablemente el tipo de autoridad más difícil de identificar e ilustrar con ejemplos.

Ejemplos: "¿Qué opinas del comentario de tu maestra? " "No apruebo esta elección. "


La autoridad tiránica: 

"Se expresa desde el Padre y es ordenado por el Niño que busca satisfacer sus necesidades propias ejerciendo de Padre Perseguidor o Salvador con el otro. Los mensajes están dirigidos al Niño Adaptado, producen rebelión o sumisión.

La autoridad tiránica se basa en la sumisión del otro y no tiene en cuenta sus necesidades. La génesis de esta autoridad radica en la propia historia del individuo, que reproduce los patrones educativos conocidos en su propia infancia. Se deriva de una educación rígida basada en la obediencia. Cuando el individuo ha sido marcado en el pasado por esta autoridad, lo copia bajo ciertas circunstancias o de manera constante.



Eric Berne desarrolló este concepto de la "pedagogía negra" de otra época, durante la cual el precepto era el de que "quien bien te quiere, te hará llorar". Pero hoy todavía llevamos en nosotros el recuerdo de esta forma de autoridad, aunque matizado en la mayoría de los casos.

Ejemplos: "¡Cállate! " "¡Obedece ya! ¡O serás castigado! "

Hay muchos ejemplos de autoridad tiránica, como holocaustos y crímenes contra la humanidad en el siglo XX, a principios de este milenio. Parece que el poder efectivo está en manos de una parte del Niño, sin control del Adulto. Lo comportamientos que avisan de una autoridad tiránica son: las reglas arbitrarias, los juicios arbitrarios, las sanciones parecen provenir del Padre, pero son dictadas por el Niño que está mal.

Estos fenómenos son perjudiciales y los líderes que se entregan a este modo de ejercer la autoridad no son estimados.

¿Y si hubiera una autoridad creativa?

Aunque depende de la imaginación y el juego, la autoridad creativa tiene muchas similitudes con la autoridad funcional. Sin embargo, la energía en los estados del yo no fluye de la misma manera.

Por ejemplo:

Si analizo mi funcionamiento interno cuando aplico esta autoridad, veo que mi Adulto analiza la situación consultando con mi Padre sobre cómo aplicar las normas, mientras se compromete a proteger al Niño del otro.

Después de recopilar la información necesaria del Padre, mi Adulto consulta la parte de mi estado del yo Niño llamada "Pequeño Profesor" o “Adulto en el Niño” para acceder a la intuición donde emanará la idea y la creatividad que implementará la acción.

El Adulto luego pasa el testigo a mi Niño Libre para dirigirse al Niño Libre del otro. En cualquier momento, la energía puede que sea más adecuado pasarla al Adulto para un análisis y/o a los  Padres N/N para recopilar los datos parentales.

Entonces, esta misma energía desciende nuevamente en el Niño Libre para transmitir el mensaje. Si tuviera que hacer un diagrama de la autoridad creativa, sería como el gráfico de la derecha.


Aquí hay un ejemplo de aplicación de autoridad creativa:
Cuando Luis y Pedro se despiertan de la siesta les cuesta mucho trabajo espabilarse y levantarse
apenas se despierta y se levanta. Después de varios minutos animándoles a levantarse, trato de hacer reaccionar a Luis y pedirle que me hable sobre sus vacaciones. Me mira con los ojos vacíos. Le pregunto entonces si ha perdido su memoria y me dice que sí, con una pequeña sonrisa.
Entonces corro "oh, noooon !!! Luis, perdiste tu memoria!

La necesitas, tienes que encontrarla. "Pedro, ¿verdad? ¿puedes ayudar a buscarla por favor? ". Pedro se está recuperando en su cama y me responde que me va a ayudar. Yo hablo y actúo con algún gesto teatral y le pregunto si ve algún recuerdo por la habitación, me dice que no. Miramos en el techo, a través de la ventana, debajo de la cama de Luis, la memoria está en ninguna parte. Me ofrezco a ir a buscar los recuerdos en el jardín. Pedro se levanta y viene a ayudarme, Luis lo sigue unos minutos más tarde, llevado por el impulso del juego imaginario.

La autoridad creativa es una herramienta para estimular la imaginación de los niños para que sigan las instrucciones mientras mantienen un intercambio positivo y alegre. De hecho, en este ejemplo, mi estado del yo Padre tuvo que poner un límite porque Luis y Pedro no podían quedarse en la cama toda la tarde, pero mi Adulto sabía que la confrontación probablemente terminaría con la rebelión del Niño Adaptado Rebelde de Luis. Por lo tanto, mi Adulto ha buscado astutamente pasar el testigo a mi Niño Libre para que sea el que se exprese y así estimular al Niño Libre de Luis. Mientras tanto, Pedro lo pasa muy bien y mi Padre Nutritivo puede tomar el relevo después de que Luis se despierte, ya que antes está demasiado dormido para poderse vestir. Yendo más lejos en el ejemplo, podría decir que la autoridad creativa es la autoridad del adulto integrado.


Es una expresión propuesta por Eric Berne (Stewart & Joines, 2005: 321) para expresar la idea de un adulto que se ha liberado y descontaminado de los viejos mensajes propuestos por las figuras parentales. Los estímulos pasan primero por el pensamiento, que luego decide la mejor estrategia para aplicar, independientemente de las interferencias relacionadas con la historia de la persona. La elección autónoma de un estado del yo se vuelve tan natural y rápida para el Adulto de esa persona que uno podría pensar que ha incorporado la parte positiva del Niño y el Padre.


El adulto integrado:

 

Claudie Ramond (1989: 141) escribe sobre el adulto integrado: "... Padre y Niño tienen una cosa en común. Ambos, de hecho, representan el pasado mientras que el Adulto, él, responde aquí y ahora usando memorias antiguas y trayéndolo a la conciencia reflexiva. Por lo tanto, se puede entender la fuerza de la recomendación socrática de "conócete a ti mismo", posiblemente estaremos de acuerdo en que debería ser el objetivo de toda la educación.