El concepto de "intensidad de caricias" está relacionado con la teoría del Análisis Transaccional, desarrollada por el psiquiatra Eric Berne. En esta teoría, las "caricias" representan las interacciones sociales positivas o negativas que una persona recibe a lo largo de su vida. La intensidad de estas caricias puede variar desde simples gestos de atención o afecto hasta formas más profundas de reconocimiento o crítica.
El estilo de vida de una persona puede estar influenciado por la intensidad de las caricias que ha recibido a lo largo de su desarrollo, especialmente durante la infancia. Por ejemplo, si una persona ha crecido en un entorno donde predominan las caricias negativas o críticas, es probable que busque constantemente situaciones que reproduzcan esa intensidad, incluso si eso implica estar involucrado en relaciones o actividades estresantes o conflictivas.
Por otro lado, si una persona ha experimentado principalmente caricias positivas y de apoyo durante su desarrollo, es probable que busque mantener ese nivel de intensidad en sus interacciones sociales y en su estilo de vida. Esto puede manifestarse en la búsqueda de relaciones saludables y en la participación en actividades que promuevan su bienestar emocional y físico.
En resumen, la intensidad de caricias recibidas durante la infancia puede influir en la forma en que una persona estructura su estilo de vida, buscando repetir o mantener ciertos niveles de interacción social, ya sean positivos o negativos. Reconocer este patrón puede ser el primer paso para cambiar hacia un estilo de vida más saludable y satisfactorio.
El gráfico de la intensidad de caricias muestra que el patrón se establece en la infancia.
La línea A muestra la persona que se crió en una casa donde había una alta intensidad de caricias, por lo general, en su mayoría negativas. Esta persona se convierte entonces, se podría decir, en "adicta" a esta intensidad de caricias en sus relaciones y esto es muy difícil de tratar, ya que es una verdadera adicción.
Luego durante su adolescencia, juventud y edad adulta la persona va a estructurar su vida de manera que se mantenga el mismo nivel de intensidad. Lo hará por medio de Juegos o con actividades que generen un alto nivel de estrés.
La persona en la línea B necesitará mucho menos para tener una caricia de alta intensidad durante toda su vida.
Veamos un ejemplo de tipo A, este sería el del hombre que toma grandes riesgos en sus negocios, que se queja del estrés, pero que continúa haciéndolo.
Esta persona se relacionará dramáticamente con los demás, por medio de Juegos de relación y continuará haciéndolo con el tiempo a pesar de que saben lo que está pasando. En general, es una persona que se queja de estar estresada y quisiera no estarlo, pero se dedica a hacer las cosas de tal manera que la alta intensidad en las caricias se mantiene. Esto suele continuar hasta el comienzo la edad adulta tardía (40 a 50 años) y luego generalmente se reduce, simplemente porque no se puede seguir viviendo con ese nivel de intensidad de caricias en su vida.
Esto es muy difícil de tratar y también es a menudo el caso del alcohólico o el drogadicto. Cuando dejan de hacer lo que les crean unas caricias de alta intensidad se aburren con bastante rapidez. Pueden encontrar esto muy difícil de tolerar, durante un período de tiempo. Una persona en este momento se la puede diagnosticar como deprimida cuando sólo está aburrida o simplemente sufren la deprivación de caricias. Cuando el nivel de intensidad de caricias se vuelve a crear, la "depresión" se detiene.
Realmente la única solución es cambiar de sistema negativo de caricias a positivo, sin embargo, el problema y la dificultad residen en que las caricias negativas son más asequibles para ellos que las caricias positivas.
Algunas personas progresan a lo largo de la línea C. Cuanto más continua sea esta línea más riesgo de suicidio tendrá. La persona está viviendo un estilo de vida donde le matará el estrés o morirá participando en algún tipo de actividad de alto riesgo.
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