miércoles, 9 de noviembre de 2011

Posición existencial del maltratador

El maltratador parte de una posición depresiva: Yo estoy mal- Tú estás bien.  La futura victima probablemente tiene una posición Yo estoy bien-Tú estás bien o realista (+-/+-), que durante un tiempo (el principio de la relación) proyecta en el potencial maltratador y hace que éste se sienta  en una posición positiva (+/+) de ahí  que las victimas relaten que cuando lo conocieron era el hombre más maravilloso del mundo que las adoraban y amaban de una forma especial y sublime.

Entiendo  que el futuro maltratador ve en su pareja, en el inicio, la fuente que saciará su sed de autoestima y su fuente de seguridad. La princesa que le hará sentir el Rey definitivamente, lo que siempre ha merecido y nunca ha podido sentir "por culpa de los demás". (Voy a intentar dar una visión desde el pequeño Rousseau en el maltratador y evitaré contemplar el impulso sádico que se observa en muchos maltratadores)

Esta nueva posición durará poco, el “maltratador” volverá rápidamente a su posición básica y desde allí empezará a sufrir su ya conocida y detestada baja  autoestima,  que ahora será más odiada porque supone perder las esperanzas de ser redimido por el amor de ella.

En estos primeros tiempos de frustración por volver a su posición básica, el futuro maltratador comienza  el  proceso de destrucción de ”su amada”, quizá con la vana esperanza  de conseguir que ella baje a su misma posición, intentado evitar ser abandonado si ella descubre “quien es él realmente”. El cree que sólo si ella se siente tan impotente, miserable y vana como él podrá permanecer a su lado. Y empieza  en este momento la solución más estimulante para el maltratador, la que le llevará a sentirse seguro y amado, su éxito. Y comenzará paralelamente el calvario para la víctima, que será muy duro y  mucho más duro, cuanto ella más se resista a la destrucción moral y emocional que le viene encima.

Como la victima parte del una posición inicial (+/+) tarda en reconocer el cambio de posición de su pareja, sobre todo porque el maltratador ocultará sus sentimientos reales y no los comunicará.

La danza comenzará sin que la victima sepa la música que suena ni conozca los pasos del baile.  Esta música y estos pasos sólo son conocidos por el maltratador que los actuará con gran maestría.

Las condiciones para el baile serán bien simples, solo será necesaria la privacidad, el baile se bailará a solas. Evitará testigos que puedan intervenir en contra de sus propósitos y a favor de la cordura de la víctima. Cada maltratador tendrá sus figuras favoritas, pero posiblemente todas tienen el mismo paso básico: provocar la confusión en la victima, su desconcierto.

Esto se puede conseguir de muchas maneras: burdas y/o sutiles. Conozco a victimas que relatan que su pareja las llevaba a cenar o a comer a un restaurante, ellas entendían que era un gesto de amor y de distensión para la pareja. En algún momento de la comida, cuando ella estaba relajada y entusiasmada disfrutando del momento, él podía hacer un cambio repentino. Quedarse mudo y negarse a hablar durante toda la comida.  O hacerlo más complejo, quedarse mudo y sin hablar  y esperar a que ella le pregunte sobre qué le ocurre, para responder tajante y acusadoramete: ¿a mi nada y a ti?  Ya imaginaréis que ella se va a quedar toda la tarde pensando qué ocurre, a quién le ocurre y porqué ocurre (primera figura hacia la confusión). Otra de las variables de este paso básico, más burda pero más efectiva, es que durante la comida empieza a decir incongruencias agresivas hacia ella, sin venir a cuento, sin motivo. Ella guardando la calma por estar en un lugar público no confrontará ni se defenderá  hasta  estar en privado y al salir, una vez en el coche o ya en casa, al confrontar, él negará recordar que ha dicho lo que ella dice que él ha dicho, todo ello con una actitud totalmente relajada y tranquila. La que ya no está ni relajada ni tranquila como podéis imaginar es la víctima, que a estas alturas quizá ya se está preguntando si es que ella había tomado un par de vinos de más y no ha escuchado bien o ha malinterpretado.

Estas figuras de baile pueden y suelen ir acompañadas también por castigos al Niño de la víctima. Cuando ella está bien o contenta, él buscará la forma de estropearle la emoción. Si tiene alguna amiga que le ayuda a sentirse mejor, él se encargará de que esto le salga caro emocionalmente de una manera u otra. La descalificación del entorno querido de la victima será una constante, sobre todo del entorno que pueda tener alguna influencia positiva sobre la víctima.

A todo esto, os preguntaréis ¿y qué hace la victima aguantando esto? Pues es fácil si te pones en su piel, ella (o él, en este caso hablo de una mujer, pero lo mismo podría ser un hombre la víctima) todavía piensa que la pareja, que hace unos días o meses se desvivía por ella y le declaraba amor eterno,  no puede ser capaz de hacer esto de manera premeditada, no puede desear hacerle daño. Esto no le cabe en la cabeza y quizá,  aunque se lo pudieras decir en ese momento, prefiere pensar que existe alguna razón que ella puede descubrir y solucionar (Todavía cree que ella está bien, aunque a veces esté confundida).

Así pues, ella empieza a investigar, a pedir explicaciones, sabe que hay un problema pero no sabe cuál es y espera que él finalmente se lo descubra  para poder solucionarlo juntos. Vana esperanza. Ella ya no va a dejar de pensar en este problema. Ya no le importan las cosas que antes le importaban, ni sus proyectos, ni sus necesidades, ni lo que ella siente, ahora sólo está pendiente de descifrar qué está ocurriendo. La paranoia y la ansiedad se instalan en su vida.

Él la acusará de histérica, de loca, de neurótica, de malpensada, de estar mal, de poner problemas sobre la mesa, de estar cansado de sus tonterías, etc.

Si, diréis, ella entonces lo enviará a tomar viento a la farola. Pues sí, efectivamente, así es. Con mucho dolor y con mucho enfado, ella finalmente le dice que esto se ha acabado, que no desea seguir con la relación. Pero entonces él (después de constatar que realmente es un límite firme que ella está poniendo, después de hacerle ciertas figuras y pasos básicos de su baile para comprobarlo) se derrumbará, le dirá lo importante que es esa relación para él, que ella es la persona más importante en su vida y que nunca habrá nadie como ella, qué está dispuesto a ponerse a los pies de los caballos para que ella le dé la oportunidad, de nuevo, de construir esa relación que los dos desean y necesitan…..

Si ella, a pesar de eso, intenta poner luz a ciertos episodios que él ha descontado o negado en el pasado y lo hace con firmeza, es posible, seguro diría yo, que él asuma la responsabilidad (ella necesita oír eso y él lo sabe, ella ya no sabe por si misma si está cuerda o no, necesita que el se lo diga) pero él asumirá que está siendo víctima del estrés, de los bancos, de su madre que le miraba mal de pequeño, enfin…  cualquier cosa que a ella sirva y le frene la salida. Porque qué persona puede abandonar a su amado cuando este ha explicado que su comportamiento extraño o violento sólo obedecía a la presión de esas terribles experiencias. Si no es ella el problema, ni la relación, son esas cosas que le pasan a él!!!! Por un momento ella recupera su posición Yo estoy bien aunque ahora lo tenga a él en el Tú estás mal. Esto para ella es bastante, un alivio. Momentáneo, claro. Que sólo le lleva a hundirse más en la trampa y a adoptar el rol de Salvador para seguir de complementaria y cómplice de su propia destrucción.

Quizá ella agradecida porque por primera vez él ha reconocido que algo ocurre y que además ha aceptado que “tiene problemas”,  le ofrezca su mano y su apoyo incondicional para superarlos, eso si, le pedirá que cambie ciertos comportamientos con ella. Él le jurará que si,  que todo va a ser maravilloso. Ella por poco tiempo pensará que todos los esfuerzos y el sufrimiento pasados han sido útiles porque ha conseguido resolver “su confusión” y ayudarle a él en el suyo. Toma exitazo!! (Todavía no sabe que la única que tiene problemas reales es ella y que está firmando nuevos pedidos mucho más caros y dolorosos).

Ya no me extiendo más a no ser que me preguntéis. Pero imagino que sabéis como termina todo esto.
Para los que no lo imagináis: él termina en la posición Yo estoy bien-Tú estás mal. Y ella en la Yo estoy mal-Tú estás mal.

La victima ha dejado su salud física y psicológica complementando al maltratador. Si tiene suerte, podrá escapar y buscar tratamiento y ayuda para recuperar su autoestima, si no la tiene puede acabar muerta psíquica o físicamente.


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