domingo, 10 de mayo de 2020

Acabar con un hábito



El aprendizaje de nuestros hábitos se podría resumir en la siguiente formula:

Detonante/Estímulo - comportamiento - recompensa

Ver comida - comer - sentir placer

El Estado Niño, que es especialista en la búsqueda de placeres, va a grabar a fuego esta formula que le garantiza placer. El Adulto sabe que el comer es necesario para la vida y la salud. El Padre añadirá sus creencias y valores sobre que hay que comer con moderación, a las horas convenidas para poder compartir con la familia, etc. Y todo esto será un proceso de vida saludable,  adecuado y coherente entre tres estados del Yo sanos.

El Niño que, ya sabemos todos, anda a la búsqueda de placeres y evitando a toda costa el dolor y el aburrimiento, va a intuir que él puede sacar más partido a este proceso, así que, se va a poner creativo y va a decirse que él no tiene que esperar a que un estímulo aparezca, que él solo puede encontrar un estímulo interno que desencadene una conducta para obtener el placer, y todo este proceso puede estar funcionando para él: “si me siento mal, por qué no comer para sentirme mejor?” Y eso hará.

Como la asociación comida y placer ya está creadas en las redes neuronales, con todos los permisos del Padre, ya es una conducta automatizada, es decir, el Adulto ya no aparece y, ahora, el Niño intuitivo sabe que sólo con una pequeña modificación en el estímulo tendremos una nueva fuente de placer, que se perpetuará. De este modo, el detonante para comer ya no será ver comida, será sentirnos tristes, enfadados, confusos, impotentes, etc.



También cuando el estado Niño sea activado mediante estímulos externos en los que un chico o chica atractivos y exitosos estén fumando, el Niño, con su pensamiento mágico, asociará estímulo- conducta- obtención de placer. Es tan rápido para hacer esas conexiones el Niño! Ante mensajes parentales, del grupo al que pertenece, bien dirigidos al Niño  “Fumar es de hombres”, “Siéntete libre con cigarrillos tal…” el pensamiento mágico se hará cargo de la situación.

Estimulo – Conducta –“placer”

Cuando esta variante del proceso se repita varias veces, el nuevo hábito quedará instalado como una conducta automática también de respuesta a nuestras emociones negativas o al stress. Así entramos en conductas adictivas en las que el Adulto ya no tiene capacidad de decisión o elección.

Las últimas investigaciones llevadas a cabo por expertos de las universidades de Texas Tech University y la Universidad de Oregon (Estados Unidos) han intentado aplicar el proceso de entrenamiento de la atención plena en el proceso de dejar de fumar.

Desde el punto de vista del Análisis Transaccional, el método de estas universidades consiste en trabajar fortaleciendo el Adulto para descontaminarlo y eliminar el diálogo interno automático (Padre en el Niño “tengo que hacer esto para no sufrir” - Niño “para obtener placer”). Para ello, un entrenamiento en atención plena permite cambiar el impulso imperativo del Padre en el Niño por el impulso curioso del Niño Libre. Se les alienta a seguir fumando y con la presencia del Adulto Mindful prestar atención en lo que realmente sienten.

El Adulto Mindful entonces pregunta al Niño cómo se siente antes de tomar el cigarrillo. ¿Estás ansioso, nervioso, estresado, cansado, emocionado, hambriento, calmado? ¿Cómo se siente tu cuerpo? ¿Qué actividad haces que se asocia con fumar?

Obseva todos los detalles mientras fuma el cigarrillo, lee las etiquetas, usa tus sentidos para analizar el cigarrillo: ¿qué crees que te aporta?, ¿cómo sabe? Siente el humo viajar por su garganta y llenar tus pulmones mientras inhalas el humo y cuando exhalas, sientes que viaja de regreso a tu garganta y  sale de tu boca.

Cuando ha acabado con el cigarrillo se pregunta cómo se siente. Si siente lo mismo que antes de fumar o su humor ha cambiado? Si se siente mejor o se siente peor?

Como ha cambiado lo que siente tu cuerpo?

Descubrieron que la mayoría de gente que se sometía al entrenamiento en meditación para dejar de fumar concluían que los beneficios del fumar eran falsos (pensamientos mágicos del Niño) y que su Adulto realmente comprobaba que fumar sabía mal y no les hacía sentir mejor.  Pasaban de saber que fumar era malo y, a pesar de ello,  inconscientemente seguir fumando,  a ser conscientes de que no les gustaba fumar y de que no les beneficiaba en nada y, por tanto, podían cambiar de conducta.

La corteza prefrontal (Adulto) sabe que es malo fumar y gestiona el comportamiento para evitar lo dañino, sin embargo, el problema es que cuando estamos sometidos a estrés, la amígdala apaga el control de la corteza prefrontal. En términos de AT, cuando nos estresamos el Adulto queda desactivado o minimizado y el Niño toma el mando. Y si no lo crees, piensa en cuantas veces gritas a tu gente más cercana cuando estás estresad@, a pesar de saber que eso no es correcto y que tampoco va a servir para nada.

Gestionando nuestro estrés podemos modificar nuestros malos hábitos, cambiando nuestras conductas.

Por ello los resultados de estos estudios revelaron que aquellos que aprendieron a meditar y a gestionar su estrés pudieron profundizar en este conocimiento hasta superar el pensamiento mágico del Niño  y fortalecer un Adulto capaz de cambiar el comportamiento.

Después de esta formación, los participantes fueron más propensos a dejar de fumar, en comparación con los que siguieron un tratamiento convencional de fármacos o parches para desengancharse del tabaco. Los que habían recibido un entrenamiento de meditación de atención plena redujeron su consumo de tabaco en un 60% de manera inconsciente. Por tanto, los expertos comprobaron que reducir el consumo de tabaco es posible a través del autocontrol.

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