miércoles, 27 de diciembre de 2023

Gestión de la inteligencia emocional con el Adulto

 

1. La Importancia del Propósito y la motivación:

Desde el estado del yo Adulto, El AT destaca que tener un propósito en la vida no solo proporciona dirección (Padre), sino que también sirve como una fuente de motivación y significado (Adulto). En este sentido, en el análisis transaccional, la motivación se experimenta principalmente desde el estado del yo llamado "Adulto". El "Adulto" es la parte de la personalidad que está orientada hacia la toma de decisiones objetivas y racionales. Es el estado del yo que procesa información de manera lógica, sin influencias emocionales excesivas o prejuicios.

Cuando una persona se encuentra en el estado del yo Adulto, está más centrada en la realidad, en la evaluación objetiva de la información y en la toma de decisiones basada en hechos y datos. Desde este estado, la motivación se experimenta como un impulso interno dirigido hacia metas y objetivos específicos. Este impulso no está impulsado por emociones descontroladas del Niño o por mandatos rígidos del Padre, sino que se deriva de una evaluación consciente de las circunstancias y las posibles acciones a tomar.

La motivación desde el estado del yo Adulto implica la capacidad de establecer metas realistas, analizar los pasos necesarios para alcanzar esas metas y tomar decisiones informadas. Es un estado que favorece la planificación, la organización y la ejecución de acciones orientadas a alcanzar objetivos específicos. Además, el Adulto es capaz de aprender de la experiencia y ajustar la motivación y las estrategias en función de los resultados obtenidos.

Descubrir y seguir un propósito puede ser fundamental para superar desafíos y encontrar satisfacción a largo plazo mediante transacciones positivas entre el Adulto y el Padre.

Ejemplo práctico: 

María, una profesional de mediana edad, ha estado trabajando en el mismo trabajo durante muchos años. Aunque tiene éxito en su carrera, siente una falta de satisfacción personal y se enfrenta a conflictos emocionales.

Transacciones Internas:

Padre: "Debería estar agradecida por tener un trabajo estable y bien remunerado. Es lo que se espera de mí y lo que asegura mi estabilidad financiera".

Adulto: "Analizando mi situación actual, veo que estoy desmotivada y siento que mi trabajo no tiene un propósito más allá de lo financiero. ¿Cómo puedo encontrar un propósito que también me brinde satisfacción personal?"

Niño: "Realmente quiero hacer algo que me apasione. Siento que estoy perdiendo mi tiempo en algo que no me hace feliz".

Transacciones Positivas:

Padre: "Reconozco que la estabilidad financiera es importante, pero también veo que mi "Niña" tiene legítimas aspiraciones y deseos de encontrar satisfacción en su trabajo".

Adulto: "Estoy dispuesta a explorar opciones que combinen estabilidad financiera con un sentido más profundo de propósito. Esto podría implicar buscar oportunidades de trabajo que estén alineadas con mis valores y pasiones".

Niño: "Me siento estimulada y con ilusión por el hecho de que estoy dando pasos hacia una vida más satisfactoria. Puede ser un cambio desafiante, pero también emocionante".

En este ejemplo, María está experimentando una transacción positiva entre su estado del yo Adulto, que analiza objetivamente la situación, y su estado del yo Padre, que reconoce la importancia de la estabilidad financiera. Este diálogo interno positivo le permite a María considerar opciones que integren tanto la estabilidad como el propósito, lo que puede ser clave para superar retos y encontrar satisfacción a largo plazo.

2. Abrazar el Pensamiento Negativo:

El pensamiento negativo no siempre es perjudicial; el yo Adulto, puede extraer lecciones valiosas sobre nuestras creencias y patrones de pensamiento (Niño).

Enfrentar y comprender los pensamientos negativos a través de transacciones internas constructivas entre el Adulto y el Niño,  puede conducir a un crecimiento personal significativo.

Ejemplo práctico:

Juan está experimentando una serie de pensamientos negativos relacionados con su trabajo. Se siente abrumado por la autocrítica y la duda, lo que está afectando su confianza y productividad.

Transacciones Internas:

Niño: "Siempre estoy cometiendo errores. No soy lo suficientemente bueno en mi trabajo. Todos me están juzgando".

Adulto: "Necesito evaluar objetivamente mi desempeño. Es posible que haya cometido errores, pero también he tenido éxitos. ¿Cómo puedo aprender de mis errores y mejorar en el futuro?"

Padre: "Debería ser perfecto en mi trabajo. No debería cometer errores. Siempre debería estar por encima de las expectativas".

Transacciones Constructivas:

Niño: "Reconozco que estos pensamientos negativos son un patrón familiar. ¿Qué puedo aprender de estos sentimientos de no ser lo suficientemente bueno y cómo puedo cambiar esta narrativa?"

Adulto: "En lugar de centrarme únicamente en mis errores, puedo analizar críticamente mi desempeño y aprender de cada experiencia. Esto me ayudará a crecer profesionalmente".

Padre: "Acepto que nadie es perfecto, y está bien cometer errores siempre y cuando aprenda de ellos. No necesito imponerme estándares poco realistas".

En este ejemplo, Juan está abrazando el pensamiento negativo reconociendo su presencia y explorando cómo puede utilizar esos pensamientos para su crecimiento personal. La transacción interna constructiva entre su estado del yo Adulto y su estado del yo Niño le permite reflexionar sobre sus creencias limitantes y adoptar una perspectiva más equilibrada y saludable. En lugar de evitar los pensamientos negativos, Juan los enfrenta de manera constructiva para promover su desarrollo y bienestar emocional.

3. La Importancia de la Rutina:

Reevaluando la rutina desde el estado del yo Adulto, podemos encontrar un papel importante en la creación de estabilidad y enfoque (Padre).

Establecer rutinas saludables puede ser esencial para el bienestar mental y emocional, facilitando transacciones internas que fomentan la autodisciplina y la autorregulación.

Ejemplo práctico:

María está sintiendo un aumento del estrés debido a la falta de organización en su vida diaria. Se encuentra constantemente abrumada por las responsabilidades y desea encontrar una mayor estabilidad emocional.

Transacciones Internas:

Padre: "Debería ser más organizada y tener todo bajo control. La falta de rutina solo contribuye al caos en mi vida".

Adulto: "Reconozco que mi falta de estructura diaria está afectando mi bienestar. Necesito encontrar formas realistas de organizar mi tiempo y mis tareas".

Niño: "Me siento abrumada y estresada. No sé por dónde empezar, y todo parece demasiado difícil".

Transacciones Constructivas:

Padre: "Reconozco que imponer una rutina excesivamente estricta puede ser contraproducente. Necesito encontrar un equilibrio realista que me funcione".

Adulto: "Puedo planificar mis días de manera estructurada, asignando tiempo para tareas específicas y permitiéndome flexibilidad cuando sea necesario. Esto me proporcionará estabilidad y enfoque".

Niño: "Al establecer una rutina, puedo reducir la sensación de caos y tener más tiempo para disfrutar de actividades que me gustan. No tiene que ser abrumador; puedo hacerlo paso a paso".

En este ejemplo, María reconoce la importancia de la rutina desde su estado del yo Adulto, reconociendo que la falta de estructura está afectando su bienestar. A través de transacciones internas constructivas, equilibra la necesidad de estabilidad y enfoque con la comprensión de que la rigidez excesiva puede ser contraproducente. Al establecer una rutina realista y manejable, María facilita la autodisciplina y la autorregulación, contribuyendo así a su bienestar mental y emocional.

4. Conciencia de los Sesgos Cognitivos:

Desde el estado del yo Adulto, podemos identificar los sesgos cognitivos, que son los errores sistemáticos en el pensamiento que pueden afectar nuestras decisiones y juicios (Padre).

Es importante ser consciente de estos sesgos para tomar decisiones más racionales y objetivas mediante transacciones internas que confronten las distorsiones cognitivas.

Ejemplo práctico:

Ana ha estado en una relación que se ha vuelto cada vez más tóxica. Su pareja es controladora, crítica y manipuladora. Ana ha llegado al punto en que reconoce la necesidad de salir de esta relación para preservar su bienestar emocional y mental.

Transacciones Internas:

Padre: "Debería quedarme y tratar de hacer que la relación funcione. Las relaciones requieren esfuerzo, y podría ser egoísta dejarlo".

Adulto: "He observado patrones de comportamiento dañinos en la relación. ¿Estos comportamientos son aceptables? ¿Cómo afectan mi salud emocional y mental a largo plazo?"

Niño: "Me siento atrapada y me asusta la idea de estar sola. No sé si podré gestionar la vida sin él".

Transacciones Constructivas:

Padre: "Reconozco que las relaciones requieren esfuerzo, pero también deben ser saludables. Permanecer en una relación tóxica no es beneficioso ni para mí ni para mi pareja".

Adulto: "Voy a evaluar de manera objetiva la dinámica de la relación. He identificado comportamientos dañinos que van en contra de mi bienestar. Necesito priorizar mi salud mental y emocional".

Niño: "Es normal sentir miedo al cambio, pero merezco una relación que sea respetuosa y saludable. Puedo buscar apoyo de amigos, familiares o profesionales para superar mis miedos".

En este ejemplo, Ana utiliza transacciones internas constructivas para equilibrar la preocupación por los demás con la necesidad de priorizar su propia salud emocional y mental. Al ser consciente de sus sentimientos y tomar decisiones desde un lugar de autocuidado, Ana toma medidas para salir de la relación tóxica y buscar un entorno más saludable y positivo para su crecimiento personal.

En resumen, la perspectiva del Análisis Transaccional proporciona una estructura para comprender cómo los estados del yo y las transacciones internas e interpersonales influyen en la forma en que abordamos el propósito, el pensamiento negativo, la rutina y la toma de decisiones en nuestras vidas.

5.- Las 10 capacidades de Inteligencia emocional del Adulto

1. Desde el estado del yo Adulto, podemos comprender que algunas interpretaciones y emociones pueden estar influenciadas por nuestra historia personal. Reconocer que las respuestas emocionales no siempre reflejan la realidad objetiva y que pueden ser el resultado de patrones internos rígidos. La persona con inteligencia emocional busca entender la situación desde un lugar más objetivo y equilibrado.

Ejemplo: Después de recibir críticas en el trabajo, desde el estado del yo Adulto, reconoces que tu reacción emocional tan intensa podría deberse a experiencias pasadas de recibir críticas severas. En lugar de reaccionar impulsivamente, reflexionas objetivamente sobre la situación.

2. Desde el estado del yo Adulto, se entiende que nuestras emociones son respuestas internas y no responsabilizamos a otros por nuestro estado emocional. Evitamos la trampa de la pasividad indignada al asumir la responsabilidad de nuestras propias emociones, tomando medidas activas para gestionar y comprender nuestras respuestas emocionales.

Ejemplo: Ante una discusión con un amigo, desde el estado del yo Adulto, reconoces que tus sentimientos de enojo no son responsabilidad exclusiva de tu amigo. Asumes la responsabilidad de tus emociones y decides comunicar tus sentimientos de manera efectiva en lugar de culpar a tu amigo.

3. Desde el estado del yo Adulto, evitamos la presunción de "saber" completamente lo que los hará felices. Reconocemos que el marco de referencia del pasado puede no ser suficiente para prever la felicidad futura. Abrazamos la apertura a nuevas experiencias y reconocemos la complejidad de la vida, entendiendo que cada experiencia tiene aspectos positivos y negativos.

Ejemplo: Planificas tu futuro profesional, pero desde el estado del yo Adulto, evitas la presunción de que cierta posición te hará automáticamente feliz. Reconoces que la felicidad es compleja y puede depender de múltiples factores, manteniéndote abierto a diferentes posibilidades.

4. Desde el estado del yo Adulto, reconocemos que el miedo no siempre indica un camino equivocado, sino que puede ser una señal de crecimiento personal. Entendemos que enfrentar el miedo es una oportunidad para sanar creencias limitantes y avanzar hacia lo que realmente deseamos.

Ejemplo: Antes de tomar una decisión profesional o personal arriesgada, desde el estado del yo Adulto, reconoces el miedo que experimentas. En lugar de retroceder, interpretas el miedo como una señal de que estás desafiando tus límites y que hay oportunidades de crecimiento personal.

5. Desde el estado del yo Adulto, reconocemos que la felicidad es una elección, pero no se presionamos para experimentarla constantemente. Aceptamos que la vida tiene altibajos y permitimos el procesamiento emocional en lugar de resistirse a las emociones negativas. Encuentran contenido y satisfacción en la aceptación de su estado natural.

Ejemplo: Aunque enfrentas desafíos personales, desde el estado del yo Adulto, comprendes que la felicidad no es un estado constante. Aceptas tus emociones fluctuantes y te permites procesarlas en lugar de sentir la presión de ser feliz todo el tiempo.

6. Desde el estado del yo Adulto, tomamos conciencia de cómo los pensamientos pueden estar influenciados por el condicionamiento social. Realizamos un inventario de nuestras creencias, cuestionamos su origen y decidimos conscientemente si esas creencias son beneficiosas o limitantes.

Ejemplo: Al enfrentar un dilema ético, desde el estado del yo Adulto, cuestionas tus creencias profundamente arraigadas. Reflexionas sobre la influencia de la sociedad en esas creencias y decides si realmente reflejan tus valores actuales.

7. Desde el estado del yo Adulto, reconocemos que la inteligencia emocional no implica reprimir o negar sentimientos. Permitimos la expresión emocional, pero también tenemos la capacidad de gestionarla de manera efectiva, eligiendo el momento y el lugar adecuados para expresar nuestras emociones de la forma correcta.

Ejemplo: Después de recibir críticas constructivas en el trabajo, desde el estado del yo Adulto, decides esperar a expresar tus sentimientos en un entorno apropiado, en lugar de reaccionar impulsivamente en el momento.

8. Desde el estado del yo Adulto, reconocemos la impermanencia de los sentimientos y nuestra capacidad de resistir experiencias difíciles. Comprendemos que los sentimientos, incluso los más intensos, son temporales y que tenemos la fortaleza para superarlos.

Ejemplo: Ante una pérdida significativa, desde el estado del yo Adulto, comprendes que el dolor y la tristeza son temporales. Aunque te permites sentir la pena, sabes que con el tiempo encontrarás la fortaleza para seguir adelante.

9. Desde el estado del yo Adulto, valoramos la importancia de la confianza e intimidad en las relaciones. No somos amigos cercanos de cualquiera, mantenemos un equilibrio entre la apertura y el discernimiento. Somos amables con todos, pero reservamos la verdadera confianza para aquellos que han demostrado ser dignos de ella.

Ejemplo: Al formar nuevas amistades, desde el estado del yo Adulto, mantienes un equilibrio entre la apertura y el discernimiento. No confías ciegamente en cualquiera, reservando la verdadera confianza para aquellos que han demostrado ser dignos de ella con el tiempo.

10. Desde el estado del yo Adulto, evitamos la extrapolación y la confusión entre un mal presentimiento y una creencia ríjida negativa de futuro. Comprendemos que los momentos difíciles son transitorios y no definen toda nuestra existencia. Nos permitimos experimentar días difíciles, aceptando su humanidad sin resistencia, encontrando paz en la aceptación y la no resistencia.

Ejemplo: Después de un día difícil, desde el estado del yo Adulto, evitas proyectar ese mal día como una indicación de que toda tu vida será negativa. Reconoces que los momentos difíciles son transitorios y te permites experimentar días difíciles sin asumir una perspectiva rígida sobre el futuro.

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