miércoles, 18 de mayo de 2011

El triángulo dramático en la empresa. Parte II. Superman



Juan Carlos es un cliente que ha tiene un problema relacionado con la adquisición de un gran volumen de tejido para satisfacer las demandas de su cliente. Se encuentra en una posición de incompetencia, ya que no ha logrado asegurar la cantidad necesaria de material. Gregorio, un proveedor con el que Juan Carlos ha trabajado en el pasado, es consciente de la dificultad de la situación.

En un intento por ayudar a Juan Carlos, Gregorio asume el papel de salvador al ofrecer su apoyo y hacer todo lo posible para resolver el problema. Juan Carlos, desde la posición de víctima, agradece efusivamente la ayuda y espera una solución por parte de Gregorio.

Desarrollo de la situación:

Gregorio se compromete a resolver el problema y pasa todo el jueves intentando conseguir la cantidad necesaria de tejido. Sin embargo, se encuentra con obstáculos y dificultades que no había anticipado. A medida que avanza el tiempo y se acerca el plazo, la presión sobre Gregorio aumenta, y su capacidad para cumplir con la promesa se ve comprometida.

En un intento desesperado por comunicar la situación a Juan Carlos, Gregorio realiza varias llamadas el viernes al mediodía. Sin embargo, se encuentra con la barrera de que Juan Carlos está ocupado en una reunión con su propio cliente y no responde. A pesar de sus esfuerzos adicionales a última hora de la tarde, Gregorio no logra contactar con Juan Carlos, ya que este último ha decidido irse de fin de semana antes de recibir la noticia.

La situación ha evolucionado hacia un punto crítico en el triángulo dramático, ya que Gregorio, inicialmente en el papel de salvador, se enfrenta a dificultades que amenazan con convertirlo en un perseguidor, generando así un conflicto entre cliente y proveedor. Juan Carlos, desde la posición de víctima, podría sentirse defraudado y desconfiado debido a la falta de comunicación oportuna de Gregorio. Este escenario plantea interrogantes sobre cómo se resolverá la situación y cómo afectará la relación entre cliente y proveedor en el futuro.
 
El problema lo tiene Juan Carlos, él es el incompetente. Si uno es una persona empática, siente angustia, se pone en la tesitura de la víctima y, sin darse cuenta… se sitúa en el papel de salvador. 


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