RESUMEN
Del mismo modo que el perfil de caricias (McKenna, 1974, 20-24), la
ficha de análisis de caricias permite estimar la reserva de caricias y evaluar
el exceso o el déficit de ellas. Su originalidad reside en comparar la
cantidad real recibida y dada, con la cantidad deseada.
Permite analizar
simultáneamente la situación con referencia a un número bastante grande
de figuras o de grupos importantes para la persona. Rellenándola en
diversos momentos, es posible una comparación cronológica.
A su vez,
el perfil de caricias intenta tener en cuenta la demanda o el rechazo.
Además, tiene la ventaja de ser imborrable.
Palabras-clave: Perfil de caricias, cantidad dada, cantidad recibida, cantidad deseada, figuras y grupos importantes.
vamos a ver el análisis de un participante imaginario, John Ladeprime. He aquí las instrucciones que daríamos a John:
1. “Personas importantes” escribe los nombres de las personas y de los grupos que quieres introducir en el análisis. Ponlas por orden de importancia a partir de la izquierda. Toma una segunda ficha si estas personas o grupos son más de 8.
2. Toma un lápiz e indica con trazos verticales, por encima de las personas o de los grupos, la cantidad de caricias que, según tú,
Palabras-clave: Perfil de caricias, cantidad dada, cantidad recibida, cantidad deseada, figuras y grupos importantes.
vamos a ver el análisis de un participante imaginario, John Ladeprime. He aquí las instrucciones que daríamos a John:
1. “Personas importantes” escribe los nombres de las personas y de los grupos que quieres introducir en el análisis. Ponlas por orden de importancia a partir de la izquierda. Toma una segunda ficha si estas personas o grupos son más de 8.
2. Toma un lápiz e indica con trazos verticales, por encima de las personas o de los grupos, la cantidad de caricias que, según tú,
a) recibes de ellos
(con linea azúl)
b) deseas recibir de
ellos (con linea rosa) c) les
das (con linea azul) y d) deseas darles
(con línea rosa), a lo largo
de una semana normal de tu vida.
Compara los diferentes trazos, aumentándolos
o disminuyéndolos hasta
que estés satisfecho de los resultados.
3. Anota los comentarios que quieras a propósito de la calidad de las caricias.
4. Examina las etapas a realizar para cubrir las deseadas. Recuerda que no todas las personas tienen Permiso de dar muchas caricias: si tus necesidades les parecen excesivas, querrán rechazarte. Lee lo que dice Steiner (1974) sobre la economía de caricias. Concluye acuerdos con algunos amigos. No permanezcas dependiendo de una sola y única persona: haz una mezcla rica de recursos.
5. La ficha de análisis de caricias puede mejorar tus comunicaciones, especialmente si las personas importantes para ti rellenan una también.
Este medidor , se acrecientan todavía más cuando se completa con una descripción de las emociones humanas. En concreto, “emoción” ligada a la “sensación”, que es de orden físico. El modo afectivo y el cognitivo se combinan para canalizar la estimulación de la energía vital en una emoción particular.
La dopamina, que afecta a los centros del placer en el cerebro, es a la vez, el producto y la causa de esta actividad. El placer puede concentrarse más bien alrededor del centro del cuerpo, y la energía se dirige hacia el interior: estamos todavía en la zona condicional, y la emoción es el bienestar y la alegría. Si ésta se dirige sin bloqueo e incondicionalmente hacia el exterior, hacia el otro, la emoción es el amor y el éxtasis.
Cuando el placer se combina con la carga, la recepción, la pasión, la dinámica es la sumisión. La persona se abandona al otro y al medio. Fisiológicamente, este estado corresponde a la producción de acetilcolina. En el reconocimiento incondicional, en el estado libre y fluyente, la emoción es la confianza. Si ésta está bloqueada y retenida durante el proceso de carga, el miedo surge.
La persona que recibe una caricia portadora de amor o de alegría, siente generalmente un “dulzor cálido”. La que recibe una caricia de sumisión, ya se trate de miedo o de confianza, la recibirá probablemente como un “azucarado”. Otros hablan de “caricias de plástico”: yo no tengo nada contra este término si alguien lo utiliza a sabiendas. “Azucarado” implica que la caricia es dulce al gusto, pero no lo bastante nutritiva como para sostener la vida. La dieta debe estar equilibrada.
Del lado “dolor” y “protección”, la combinación con la acción está en relación con las sustancias adrenérgicas, principalmente la norepinefrina. El resultado es un comportamiento dominante. En el nivel incondicional, el flujo liberado de energía produce una fácil autoafirmación. Si está bloqueado y acumulado, el resultado es la cólera y sus diferentes modos. Una caricia dominadora es recibida normalmente como “caricias heladas”.
Si, en el dolor, la energía se dirige hacia el interior y se acumula en la pasión, la sustancia química es la epinefrina, y la actividad típica de caricias es el rechazo. La emoción interna, subjetiva es, en la zona condicional, la desolación. Desbloqueada e incondicional, la emoción es el odio. Rechazar a alguien es todavía reconocerlo, es todavía un poco de contacto humano que, a este efecto, estimula la vida. Estas caricias son recibidas como “cuñas envenenadas”.
Revista de Análisis Transaccional y Psicología Humanista, Nº 56, Año 2007
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