El ser humano, a diferencia de otros seres vivos, nace sin definir, se irá definiendo y construyendo a consecuencia de su interrelación con el medio. He aquí su grandeza y su condena. Las preguntas quién soy, de dónde vengo y a dónde voy, para qué he venido o la del sentido de la vida no podrían darse en otro ser vivo distinto al ser humano. Nuestra consciencia o metaconsciencia nos viene de nuestra propia indeterminación. Necesitamos construir estas respuestas, elegir aquellas que nos hagan sentir que hemos encontrado el "sentido a nuestra vida". Si el animal y la planta nacen con los atributos y habilidades especializadas y diseñadas para su supervivencia, que serán comunes para todos, independientemente de en qué familia o lugar del mundo nazca, el hombre necesitará desarrollar esas habilidades y hacerlo de manera vicaria o creativa.
Como dice Fernando Sabater en su obra El valor de elegir "El ser humano cuenta con una programación básica -biológica- en cuanto ser vivo pero debe autoprogramarse como humano. En ocasiones, esta autoprogramación humanizadora implica una cierta "desprogramación" animalesca. A diferencia de otros vivientes, el hombre no está programado totalmente por los instintos e incluso juega frecuentemente contra ellos por medio de su "contraprogramación" simbólica... Comparado incluso con sus parientes zoológicos más cercanos, ofrece una sensación de apertura, de inacabamiento: en resumen, de extrema disponibilidad. Precisamente esta disponibilidad constituye el enigma de lo humano y también la paradoja de la doctrina de la evolución. Arnold Gehlen hace hincapié necesario en este aspecto, que ya había sido antes apuntado por Max Scheler en su comprimido y famoso ensayo El puesto del hombre en el cosmos. "
A encontrar estas respuestas vitales nos ayudan todas las teorías sobre la conducta humana, nos pretenden ayudar a encontrar un mapa más o menos seguro, un modelo coherente, para minimizar la angustia que la indeterminación del ser humano nos ahoga en las inciertas o caóticas situaciones vitales. Como pinceles nuevos para pintar nuevas alternativas van aportándonos nuevos enfoques, nuevos significados, nuevos constructos y nuevos permisos al libre albedrío y a la autoresponsabilidad. Como terapias para superar el miedo a la libertad del que hablaba Fromm, las nuevas teorías nos acompañan para que nos expongamos a esos miedos con sensaciones de poder.
Así cada vez nos encontramos con más propuestas para hacer determinado lo indeterminado, coherente lo arbitrario, razonable lo sentido. Desde Psicología Humanista (Terapia centrada en la persona, Gestalt, Análisis Transaccional, Focusing, Psicodrama, Bioenergética) Sistémica, y Psicosomática, utilizando también planteamientos complementarios: Psicodinámicos, Cognitivo- Conductuales, Constructivistas. Muchas y variadas son las nuevas escuelas llamadas Nuevas Ciencias de la Conducta.
Al fin y al cabo se trata de adaptar la estrategia a la necesidad de la persona que consulta, a su problema, a su pérdida o angustia. Finalmente, todos lo saben, sólo funcionará aquella herramienta a la que el paciente, cliente, coachee le atribuya un poder o despierten en él su propio poder personal.
"El mapa no es el territorio" pero necesitamos de un metamodelo para no perdernos con nuestros diálogos internos, tomar decisiones adaptativas y darnos permisos para vivir.
Y es que la creatividad necesita de bases sólidas (o que nos parezcan sólidas) para que no se derrumben las construcciones.
Suerte con vuestros mapas y que vuestro enfoque os mantenga sanos y alegres.
Rosa González
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