jueves, 21 de marzo de 2024

Amaxofobia o miedo a conducir



Imagina a María, una persona que sufre de amaxofobia, un miedo intenso a conducir. Cuando se encuentra al volante, su cuerpo experimenta una serie de reacciones físicas que reflejan su ansiedad. Sus manos pueden sudar, su corazón se acelera y sus músculos se tensan. María se siente como si estuviera en alerta máxima, lista para reaccionar ante cualquier peligro que perciba en la carretera.

En cuanto a sus pensamientos, María tiende a interpretar cada pequeño sonido o movimiento en la carretera como una señal de peligro inminente. Cada coche que se acerca demasiado o cada cambio repentino de carril desencadena pensamientos catastróficos en su mente. Se imagina lo peor y se siente incapaz de controlar su ansiedad, lo que aumenta su sensación de vulnerabilidad.

Los sentimientos de María mientras está al volante están dominados por el miedo y la angustia. Se siente atrapada en un ciclo de preocupación constante, temiendo lo peor en cada momento. Esta ansiedad puede manifestarse como una sensación de opresión en el pecho, náuseas o incluso ataques de pánico.

En cuanto a su comportamiento, María puede evitar situaciones de conducción siempre que sea posible. Puede inventar excusas para no tener que conducir o buscar rutas alternativas que eviten las carreteras principales. Cuando se ve obligada a conducir, es probable que lo haga con extrema precaución, conduciendo lentamente y evitando situaciones que considere especialmente estresantes, como el tráfico denso o las autopistas.

Desde el análisis transaccional, podemos describir cómo se produce el proceso anterior en María utilizando los conceptos de estados del yo y diálogos internos.

En primer lugar, identificaríamos los tres estados del yo: el Padre, el Adulto y el Niño. 

En el caso de María, cuando está al volante y experimenta miedo y ansiedad, es probable que su estado del yo predominante sea el Niño. Esto significa que está reaccionando emocionalmente a la situación, como lo haría un niño asustado. El estado del yo Niño representa el aspecto de nuestra personalidad que almacena las emociones, recuerdos y experiencias. Es la parte de nosotros que experimenta el mundo de manera emocional, impulsiva y a menudo irracional. 

Cuando una persona experimenta amaxofobia, es decir, un miedo intenso a conducir, es común que el estado del yo Niño se active de manera predominante y puede ocurrir por varias razones:

Reacciones emocionales intensas: El acto de conducir puede estar asociado con eventos o experiencias pasadas que hayan causado miedo, trauma o ansiedad en la persona. Por ejemplo, un accidente de tráfico anterior o una experiencia estresante mientras conducía o  aprendía a conducir pueden haber dejado una marca emocional en el estado del yo Niño.

Aprendizaje por condicionamiento: Si una persona ha sido testigo de situaciones de conducción estresantes o peligrosas durante su infancia, es posible que su estado del yo Niño haya aprendido a asociar la conducción con el peligro y la ansiedad. Este aprendizaje condicionado puede persistir en la vida adulta y desencadenar respuestas de miedo automático cuando se enfrenta a la situación de conducir.

Creencias y actitudes adquiridas: Las experiencias negativas en la edad adulta pueden influir en las creencias y actitudes de una persona hacia la conducción. Si una persona experimenta un evento estresante relacionado con la conducción, puede desarrollar creencias negativas sobre su capacidad para conducir de manera segura, lo que puede activar el estado del yo Niño y desencadenar respuestas emocionales intensas.

Los diálogos internos de María girarán alrededor del estado del yo Niño que está expresando miedo y preocupación constantes. Estos diálogos internos pueden ser críticos y autocríticos, reforzando sus creencias negativas sobre la conducción y aumentando su ansiedad.

El estado del yo Padre también puede estar presente en María mientras conduce, manifestándose como pensamientos críticos y restrictivos. Puede que se esté diciendo a sí misma cosas como "No eres lo suficientemente bueno para conducir" o "Siempre cometes errores al volante".

Por otro lado, el estado del yo Adulto de María, que es responsable del pensamiento lógico y racional, puede verse eclipsado o minimizado por los estados del yo Padre y Niño. Esto significa que su capacidad para evaluar objetivamente la situación y tomar decisiones adaptadas a la realidad está limitada por sus emociones y creencias negativas.

Los diálogos internos de María podrían ser los siguientes:

Estado del Yo Niño:

 "Esto es demasiado aterrador. No puedo hacerlo, ¡no quiero hacerlo!"
 "¿Y si me salgo de la carretera? No puedo soportar la idea de tener un accidente."
 "Me siento tan impotente aquí. Quiero parar y salir corriendo."

Estado del Yo Padre:

 "Deberías ser capaz de conducir. ¡Todo el mundo puede conducir, no hay razón para que tú no puedas!"
 "¡No seas tan débil! Deja de ser tan negativa y ponte en marcha."
 "Siempre estás haciendo un drama por nada. Solo tienes que concéntrarte y seguir adelante."

Estado del Yo Adulto:

 "Respira profundamente, María. Recuerda que sabes conducir y mantén la calma."
 "Mira la situación objetivamente. No hay ningún peligro real aquí, solo es tu ansiedad la que está hablando."
 "Puedes controlar esta situación. Tienes el conocimiento y la habilidad para conducir de manera segura."

María está experimentando una lucha interna entre su estado del yo Niño, que se siente abrumado por el miedo y la vulnerabilidad, su estado del yo Padre, que le exige ser más fuerte y controlar sus emociones, y su estado del yo Adulto, que intenta mantener la calma y evaluar la situación de manera racional. 

Para superar la amaxofobia necesitará aprender a trabajar con sus estados del yo y los diálogos internos que durante la conducción intensifican su amaxofobia. Identificar y desafiar estos patrones de pensamiento y comportamiento, le ayudará a desarrollar estrategias para superar su miedo a conducir.

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